El brassiere de Emma

Es 1962, y mientras las curvas de Marilyn Monroe marcan los estándares de las mujeres perfectas, Emma, una niña que apenas emprende el camino hacia la pubertad, descubre que lo que más necesita en la vida es un brassiere.

Detrás de la simplicidad que denota la historia de una niña de 13 años que nos cuenta de cerca cómo su cuerpo empezaba a cambiar y cómo de un momento a otro los chicos la miraban distinto, el verdadero sentido está en cómo Emma, en una etapa tan nimia en la vida de una chica, comprende que convertirse en mujer va más allá de ser voluptuosa.
 
Desde esta perspectiva un tanto infantil, la directora de ésta película, Marisa Sistach, descubre a través de los personajes que circundan a Emma, cómo los pechos no se reducen a un símbolo sexual de todas las épocas, son también una inversión para quien carece de ellos, una fuente de alimento para un recién nacido, un asunto de vida o muerte, e incluso de autoestima para quien debe mutilarlos o someterlos para salvarse de un cáncer terminal, o sencillamente un dilema existencial para una niña que recién los porta. 

Aunque la narrativa es simple y algunas actuaciones poco creíbles, el mérito de esta cinta es haber tomado como protagonista algo que no se había abordado antes, y hacer de un miembro anatómico un motivo de reflexión. Y, ¿por qué no decirlo?, de esperanza para quienes han olvidado que ser mujer es mucho más que un 90-60-90. Casi podría asegurar que es esta la razón por la cual la cinta fue invitada al Festival Internacional de Guadalajara.

No obstante, dos cosas son considerablemente cuestionables en cuanto a su trascendencia para la película. Por una parte, vemos una imagen convertida intencionalmente al blanco y negro en la que los protagonistas van al aeropuerto y se encuentran con Marilyn Monroe, quien está representada con escenas reales que intentan interactuar con las filmadas, con el único objetivo de que Emma descubra que la diva no usa brassier y que eso le da un atractivo sexual indudable; ¿por qué no representar a la diva o bien, inventar una en vez de hacer un montaje poco creíble?.  Otra: la mención de Ximena Sariñana como actriz principal de esta comedia, cuando su participación se reduce a escasos diez minutos.

De ahí en fuera, aunque no se trata de una película fácil de entender ni para todo el público, vale la pena verla por la perspectiva que muestra y porque en sí, no tiene la clásica trama de introducción, desarrollo y desenlace, porque la vida de una adolescente de 13 años está muy lejos de concluir cuando el camino apenas empieza.

– Gabriela Camacho

¿Te interesa el mundo del emprendimiento?
Conoce Emprendedor.com el medio lider en contenido de Ideas de Negocio, Startups, Finanzas, Noticias para emprendedores, Franquicias, Marketing, Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.

Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.