En Brujas – Crítica

Tomemos a dos criminales salidos de una película de atracos de Guy Ritchie. Llevémoslos ahora a una pintoresca villa medieval en Bélgica, muy alejados de su zona de confort, en unas “vacaciones” forzadas (mientras esperan la llamada del jefe). Listo, tenemos la reseña de esta película El dramaturgo irlandés Martin McDonagh y Ritchie abreban del mismo manantial de inspiración; pero la diferencia es que es su debut como director, McDonagh se las arregla para hacer que sus personajes y su historia sean más accesibles y humanos que los que siempre crea Ritchie.

El género de películas de matones siempre ha sido muy popular, y en los últimos años ha tenido algunos vuelos cómicos, como en la subestimada Matador con Pierce Brosnan, y no han logrado cautivar ni a las audiencias ni a las críticas. Pero En Brujas es una película inteligente e ingeniosa, y McDonagh, de forma deliberada, permite que la historia se desdoble en un ritmo perfecto: sabe cuándo avanzar y cuándo detenerse para saborear un momento delicioso. Lo que hace que todo funcione son las impresionantes actuaciones, incluso de los personajes con papeles más pequeños en la cinta.

En la historia encontramos a Brendan Gleeson y Colin Farrell tras las secuelas de un “trabajito” que se no salió bien. Gleeson interpreta a Ken, un asesino harto de la vida que gustoso pasea por los alrededores, mientras que Ray (Farrell) sufre de una terrible confusión, arruinado por la culpa y la falta de rumbo, y en definitiva, sin interés alguno en recorrer museos y edificios antiguos. En lo que podría ser malinterpretado como un papel menor, Farrell se eleva por encima de su status de ídolo de matiné y demuestra ser un gran actor, capaz de interpretar un personaje de verdad, sin temor al ridículo. El ambiente que se crea al esperar la llamada hacer germinar la gran duda: ¿se les asignará su próxima misión? Y por otra parte tenemos al jefe, en un giro sorprendente de Ralph Fiennes, encarnando a un lord cockney del crimen.

No será la mejor película del año, pero es muy, muy graciosa y en cierto sentido (de forma un tanto torcida), es también muy conmovedora. Es una película tan rica en textura y talento que provoca deseos en el espectador de ver más: más de Colin Farrell, más de Brendan Gleeson, y sobre todo, más del escritor y director, McDonagh. 

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Vera Anderson Es escritora, fotógrafa, cineasta y vive en Hollywood con su esposo y su traviesa cachorrita Airedale. Promete estar más activa en Twitter y espera que el guión que escribió con su hermano se convierta en película.