Gimme the Power
Un fresco homenaje al ritmo del rock.
Todo descontento social necesita de una banda sonora; una expresión musical, independiente de la autoridad, que le de voz a las frustraciones del ciudadano promedio. El rock, a través de la historia, ha servido como una reacción desafiante a lo establecido y, además de ser una manifestación de la individualidad, atiende a otra necesidad social: la catarsis.
Gimme the Power, el nuevo documental del exlocutor de la estación Radioactivo y ahora cineasta, Olallo Rubio, no sólo se trata del recuento de cómo apareció Molotov, una de las bandas de rock mexicanas más internacionales y menos políticamente correctas que hay, sino lo que hizo que las letras de sus canciones, como “Gimme the Power”, se convirtieran en himnos en un contexto social específico: el de un mal gobierno priísta, con crisis económica y sin libertad de expresión.
El filme aprovecha la coyuntura electoral y hace un recordatorio de los excesos del régimen y del papel del rock desde los 60. Aunque tal vez abuse de querer abarcar demasiada historia y de que a veces se pierda la conexión entre ambos temas, esto se olvida una vez que comienzan las entrevistas con los miembros de la banda, quienes explican sus inicios y frustraciones sociales con la misma desfachatez que en sus letras. También destaca la participación de figuras como Javier Solórzano, Álex Lora, Juan Villoro y los miembros de Botellita de Jerez.
Al fin y al cabo, el filme no tiene la intención de ser riguroso, sino la de ser un fresco homenaje a la banda que rompió las reglas hace 17 años. Y si es al ritmo de “Voto latino”, pues, qué mejor.
Ve el trailer de Gimme the Power.
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