Intrusos
El filme se acerca un poco al vértigo propio de las pesadillas.
Hija de una bien avenida pareja británica que ya no sabe qué creer, una chica llamada Mia se descubre obsesionada por las visitas de un siniestro ser cuyo rostro, o la ausencia de éste, se antoja insondable como la noche que le conjura. Y es que Carahueca –nombre con que Juan, un niño en España, ha llamado al ente– pareciera haber sido invocado por ella, por su necesidad de dar expresión a su miedo. Separados por un mundo de distancia, Mia y Juan deberán de entender que ese miedo los acerca más que alejarlos –y pronto, antes de que Carahueca se haga de sus rostros.
Más una película de suspenso que de horror, Intrusos se quiere sin duda parte de esa brutal acometida de España en el terror actual. Es de agradecerse que a un cineasta como Juan Carlos Fresnadillo –quien dirigiera el notable thriller fantástico Intacto (2001) para luego hacerse cargo de Exterminio 2 (2007), también muy estimable secuela al filme de Danny Boyle que habría de reanimar al cine de zombies en este siglo– se le adivine orgulloso de su identidad, y de lo que puede aportar al género: Juan Carlos es un extranjero en Hollywood, y la película da muestra de una sensibilidad particular, sutil pero innegable, que se manifiesta en el afecto del director por sus personajes y las relaciones entre estos, por el peso en la trama de la religiosidad y la fe no como recursos fáciles para invocar culpas en el espectador, y por la trascendencia de la familia, de la tradición y del pasado como algo que se debe honrar, más que temer. En manos de Clive Owen –y de Ella Purnell, joven actriz que promete sin duda–, tal esmero constituye un acierto.
Por supuesto, la noción del coco– de una entidad no tanto imaginaria como alegórica, y que se manifiesta como la encarnación de nuestros terrores infantiles– no sólo ha sido explorada en filmes ya clásicos –Pesadilla en la Calle del Infierno sería tan sólo el primero en venir a la mente–, sino que constituye de hecho la raison d’être del género: de Freddy Krueger a Michael Myers en Halloween e, incluso, a esos horrores también incógnitos de El proyecto de la Bruja de Blair, estos cuentos de hadas modernos tan sólo buscan dar rostro a ese estremecimiento primordial, a la emoción más antigua del hombre.
En sus mejores momentos, Intrusos se acerca un poco al vértigo propio de las pesadillas. Resulta pues una pena que, en comparación con sus anteriores incursiones en el género, la cinta de Fresnadillo se antoje al mismo tiempo convencional, e inofensiva: tan anónima como su tenebroso villano.
Ve el trailer de Intrusos.
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