La otra familia
Deja en el espectador preguntas sin imponer puntos de vista.
Una pareja de hombres se une en matrimonio mientras en otra parte de la ciudad de México un niño llora por la ausencia de su madre quien está totalmente drograda en casa de su amante. El niño entonces es cuidado por la pareja quienes lentamente se van encariñando con el pequeño, aunque su madre peleará por encontrarlo.
Con una aproximación en un primer plano a lo que es la ley de sociedad de convivencia, la cinta de Gustavo Loza va más allá y su eje gira en torno a la familia, dejando en el espectador preguntas sobre ¿qué es lo que hace al núcleo familiar? o ¿quiénes son sus miembros?
Sobresale la actuación de Nailea Norvind como la madre drogadicta quien por momentos luce convincente y lleva su físico un poco más allá del glamour que puede darle la televisión. El resto de las actuaciones cumplen sin ir más allá y se agradece que no se haya caricaturizado la imagen del homosexual en los papeles de Jorge Salinas y Luis Roberto Guzmán.
Eso sí, La otra familia desde los primeros cinco minutos sabremos en qué acabara y las sorpresas o giros inesperados brillan por su ausencia, aunque como se mencionó en un principio, la cinta no busca poner el dedo en la llaga con un tema que, desde hace un par de años, es ya controversial.
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