Max Payne – Crítica

Siendo fan del juego Max Payne desde 2001, me acomodé en mi butaca el pasado lunes para dar fin a la espera que inició hacía unos meses, luego de que la Fox anunciara la conversión de esta franquicia al cine. A lo largo de los 100 minutos que dura la historia, mis emociones tuvieron altibajos, como si viajara en una montaña rusa.

¿La razón? Hay que estar consciente del tremendo reto que representa para un director trasladar un videojuego exitoso a un filme, debido a la disyuntiva de complacer a fans o a cinéfilos. Cuando a John Moore se le preguntó esto, dijo que intentaría complacer a los fans en cantidad y frecuencia, pero sin descuidar que fuera una buena historia que cualquier espectador comprendiera. El resultado es un espectáculo visual que, aunque a momentos me evocó a Sin City, mantenía el sello de casa de Rockstar Games y su vendidísimo juego.

Ahora bien: ya de por sí es difícil entender la historia en el interactivo. Pero de alguna forma, Moore se concentró en demasía en el impacto visual y restó dramatismo a la trama. Es real: el interactivo explica el porqué de la sed de venganza de Payne los primeros diez minutos del juego, algo que le toma a Moore más de 40 minutos. ¡Más balazos y menos flashbacks, que es una historia vio-len-ta!

Creo que fue un gran error por parte de Wahlberg haberse negado a jugar Max Payne antes de involucrarse en el guión, pues el dolor y rencor del personaje no termina de convencer en algunas secuencias de la película. Otro detalle no muy grato fue la edición del sonido, sobre todo recordando al interactivo como uno de los pioneros en usar la tecnología 5.1 entre sus congéneres.

Ahora, el mayor dolor: el famoso bullet time. ¿No era de esperarse un tremendo uso de la tecnología usada por los Wachowski en Matrix (reconocido por ellos mismos haberse inspirado en la saga Payne)? Empero, contamos solo con tres o cuatro escenas aisladas con un estupendo uso de cámara lenta con sistema phantom, pero no del mismo impacto visual que el jugador disfruta en el juego.

¿Estoy mal por ser gamer y tener esta percepción? Me lo pregunté, y decidí cuestionárselo a varios colegas, sobre todo aquellos que jamás han tomado un joystick en su vida. Su expresión general: confusión. Una trama complicada y violencia contenida, fue la opinión general.

Otro detalle, y este sí es de fan from hell: Max acribilla a 625 personas en el primer juego, y a una cantidad similar en la secuela. Y en la película difícilmente conté 30 muertos, incluyendo víctimas inocentes no ejecutadas por Max. El haber dado un tratamiento pacificador a la trama a fin de conseguir un PG-13 en lugar de la clasificación R que obtuvo la película originalmente en Estados Unidos, podría ser el principal error de la producción del mismo, sobre todo tratándose de una historia que reclama ser violenta y de fuertes contenidos.

En síntesis: un filme que vale la pena ver por una interesante propuesta visual, un rudo y rencoroso Mark Wahlberg y la siempre bella, aunque efímera presencia, de Olga Kurylenko. Pero si esperas una gloriosa traslación del interactivo homónimo, no esperes mucho
 

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Julio Vélez Colaborador en web y revista Cine PREMIERE desde 2006. Me especializo en anime/manga, comics, doblaje, tecnología y videojuegos. Mis sagas favoritas: Doctor Who, Star Trek, Dragon Ball y Star Wars. Batimaníaco, geek ochentero y hardcore gamer.