Mientras duermes

César (Luis Tosar) es el afable portero de un edificio cualquiera en la ciudad de Barcelona. Fuera de regar las plantas, entregar el correo de cada inquilino y la eventual chambita adicional, su papel de conserje se da por sentado. Y eso es justo lo que hace tan peligroso a un hombre como él, tan deseoso de inmiscuírse en la vida de los demás.

Y es que, dirigida por Jaume Balagueró, el realizador catalán responsable de películas como Los sin nombre (1999) y Frágiles (2005) o —de la mano de Paco Plaza— la exitosísima [REC] (2007) y su secuela, [REC]² (2009), lo más inquietante de Mientras duermes se encuentra ya no en la lograda caracterización de Tosar —y ni siquiera en el suspenso, que lo tiene—, sino en lo perturbador que resulta el imaginarse en esta situación: César no sólo tiene acceso a cada rincón del edificio y a cada departamento, y conoce a cada uno de los inquilinos, así como sus hábitos y horarios: una suerte de versión mala onda de Amélie, César es un tipo en verdad miserable, un auténtico hijueputa que sólo se sentirá contento cuando los demás sean tan desgraciados como él. Es por eso que Clara (Marta Etura) le obsesiona: una joven alegre y optimista, que saluda cada día con una sonrisa no puede, no debe, ser feliz. Y César hará hasta lo indecible con tal de borrar para siempre esa sonrisa de su hermoso rostro.
 
Un thriller en toda regla, la nueva cinta de Balagueró prescinde así de los recursos más vistosos utilizados por el cineasta en otras de sus películas. Sin zombies ni fantasmas a la vista, Balagueró se vale de un monstruo humano —tal vez demasiado humano— para explorar los extremos a los que puede llegar una obsesión, así como los alcances de la crueldad humana. Y es que es en el personaje de César en donde el cineasta consigue el mayor triunfo de la película, una caracterización que subvierte la relación del público con un protagonista que lejos está de ser admirable, ya no digamos heróico —pero por quien llegamos a sentir una simpatía que resulta incómoda, por decir lo menos—.

“El nuestro era un psicópata que teje su maldad desde las pequeñas cosas que nos rodean,” dice Balagueró sobre el personaje creado por Alberto Marini, guionista del filme. “El retrato era tan próximo y tan minucioso que de pronto te descubrías encubriendo la maldad, compartiéndola, casi habiendo tomado partido por ella.” Y en una realidad en la que los zombies y demás alimañas son tan sólo alegorías de la condición humana, esto se antoja en verdad aterrador.

– Antonio Camarillo

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Clara Itzel Hernández Valladares Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com