Otra película de huevos y un pollo – Crítica
Pone en lugar honroso a México en animación, demostrando que la fórmula “de los huevos” tiene mucho por cosechar aún.
Es interesante ver a los adultos que entran, curiosos, a la sala de cine a ver Otra película de huevos y un pollo sin un niño de la mano. ¡Les da pena que descubran que van por gusto propio! Y no deberían. La secuela no solo pone en lugar honroso a nuestro país en términos de animación, sino que demuestra que la fórmula “de los huevos” aún tiene mucho por cosechar entre chicos y grandes.
La trama reúne a personajes y amigos de la historia anterior para rescatar al recientemente transformado en pollo Toto (Bichir). Aunque la película arranca lento, hay que decir que va tomando fuerza y concluye en una forma divertida y satisfactoria . Se nota (a veces con demasiada presencia) la participación de importantes patrocinadores en el proyecto, esta vez con $3MDD de presupuesto. Solo hay dos cosas lamentables: que se pusiera tanto énfasis en la animación y se perdiera en momentos la delgada línea entre el doble sentido fino y la vulgaridad (decir dos veces “sin albur” en los diálogos rompe el respeto hacia el público infantil) y en segundo lugar forzar el regreso de personajes que ni al caso (las ratotas y el huevo gay). Lo mejor: la siempre hilarante participación de nuestra mexicanísima Lucila Mariscal (la Hueva Lancha).
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