Proyecto X

Es una realidad, estamos viviendo en la era de la instantaneidad, en la que, gracias a un smartphone, cámara digital o algún otro gadget, todos podemos filmar cualquier tipo de evento –y hasta se puede hacer con calidad muy alta. Esto ha desembocado en un nuevo subgénero fílmico que se le puede llamar “found footage” (pietaje encontrado) que no es nuevo como tal, pues se puso muy de moda a finales de los 90 con El proyecto de la bruja de Blair que logró aterrar a la audiencia de forma muy original y luego se retomó hasta hace unos años con Actividad paranormal, Rec o Cloverfield. Han sido pocos muy pocos los intentos de utilizar este recurso fuera del género de horror o suspenso (viene a la mente Poder sin límites) y por esa razón, es muy bienvenido probar con la comedia, como es el caso de Proyecto X, sólo que el resultado, lamentablemente, no es bueno.

El problema más grande al enfrentarnos a una crítica de una película de este tipo es que, como comenté hace unos meses con Actividad paranormal 3, no se le puede juzgar como a otros filmes, pues no hay una estructura cinematográfica a analizar y por tanto, el recurso de la cámara handheld, resulta su peor enemigo.

La trama es completamente sencilla: una fiesta de cumpleaños adolescente que se sale completamente de control. Lo que la lleva al primer problema: es completamente lineal y nunca pretende tener una trama como tal, aunque absurdamente, se intenta meter de manera muy forzada una trama “romántica” no tiene sentido alguno, pues no hay forma de que el público sienta algo por los personajes cuando son casi unidimensionales.

Hablando de los personajes, los tres protagonistas Thomas (Thomas Mann), Costa (Oliver Cooper) y JB (Jonathan Daniel Brown) son adolescentes típicos con comportamientos trillados y comunes, y eso no está mal, ya que es lo que uno espera, lo que está mal es que los tres entregan muy malas actuaciones y el poco “drama” que podría haber en esta cinta se pierde con esto, pues al final, no nos importa lo que les pase. El otro personaje “principal” es un chiste local para los geeks de Internet, ya que cuenta con un extraño cameo del enigmático videobloggero Daxflame.

Técnicamente tiene errores que vienen del mal uso del subgénero, como el hecho de que todo los diálogos se escuchan perfectamente –en una fiesta con gritos, ruidos y música a todo volumen– o que hay momentos donde no hay nadie filmando y aún así el público mágicamente obtiene ese material.

Pero el problema más grande de Proyecto X es que es una cinta adolescente –de entrada los protagonistas lo son– y por su clasificación (gracias a su contenido excesivo y gráfico) no podrá ser vista por quienes más la disfrutarían. Esto no significa que el público de edad adulta no la pueda disfrutar, pero es claro que va a un target muy particular. Aparte de los desnudos y comportamiento inadecuado adolescente en el 100% de la cinta, el mensaje final es pésimo para la adolescencia, y aunque todos sabemos que no es la tarea del cine educar a la audiencia, a cualquier padre de familia seguramente le alarmaría pensar en sus hijos en una fiesta de éstas o peor aún, siendo uno de los protagonistas.

En fin, Proyecto X es una cinta para la gente que no espera nada más que reírse de situaciones exageradas y “locas” –aunque para otros sólo resulte absurda, innecesaria y vulgar– y con esa mentalidad seguro la disfrutarán. Lo que sí es disfrutable para todos es el soundtrack del filme, que es verdaderamente la banda sonora de una fiesta grandiosa.

–Manolo García

Ve el trailer de Proyecto X.

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Staff Cine PREMIERE Este texto fue ideado, creado y desarrollado al mismo tiempo por un equipo de expertos trabajando en armonía. Todos juntos. Una letra cada uno.