Rápidos y furiosos (2009) – Crítica
Fuera del asfalto, la trama resulta predecible y se vuelve tediosa y sin anzuelo alguno para envolvernos en la historia.
Rápidos y furiosos 4 de 2009. Hollywood es bueno para jugarnos trampas. Especialmente cuando llega su temporada de convocarnos a sentarnos bajo el aire acondicionado, comer palomitas y recetarnos supuestamente la película más «cool» del momento que en este caso sería Rápidos y Furiosos, aunque esta no tenga ni la adrenalina, ni la acción prometida en los cortos publicitarios.
En la nueva película ahora simplemente titulada Rápidos y furiosos, los arrancones, el tuning, pilotos con porte de macho y mujeres sexys se estacionan en la pantalla. Es la cuarta aventura de una serie que ha cambiado estafeta de protagonistas un par de veces, pero que siempre buscó recapturar la frescura y brillo de la primera cinta del 2001 con Vin Diesel y Paul Walker. Ahora ambos regresan. El primero continúa siendo un fugitivo de la ley y el segundo policía. Ambos están enemistados, por razones múltiples, pero la idea es que deben darse cuenta que funcionan mejor trabajando en equipo.
La acción sucede en parte en la República Dominicana con persecuciones en pipas de combustible y luego se transporta a Panamá. El detonante: Dominic Toretto (Diesel) debe vengar la muerte de un ser querido y para ello se cruza en el camino del oficial Brian O’Connor (Walker). Hay que decir que aunque los vehículos y sus pilotos se involucran en una que otra pirueta llamativa, no logran la espectacularidad de Reto Tokio, mientras que el drama fuera del asfalto resulta predecible, tedioso y sin anzuelo alguno para envolvernos en la historia.
Aunque la química entre Diesel y Walker permanece, esto no es suficiente, llevándonos a declarar que a esta serie ya se le terminó el combustible…
Rápidos y furiosos 4 de 2009.
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Mario P. Székely Crítico de cine y periodista desde 1992. Ha escrito para el Reforma, El Universal, Esquire, Newsweek y GQ. Crítico de cabecera de Televisa Radio. Co-escribió los remakes de Hasta el viento tiene miedo (2007) y El libro de Piedra (2009). Vive en LA, California y se encarga del desarrollo de proyectos en Pig Newton para el actor Louis C.K.
