Rescate del metro 1-2-3
¿La película entretiene? Sí y mucho. Pero, ¿tiene una interesante, original e incisiva historia qué contar? No, pero eso es lo de menos.
“Algo” tienen casi todas las películas de Tony Scott que aunque no sepas qué está pasando, todo parece emocionante. Y Rescate del metro 1-2-3, que aunque suene a rima infantil en realidad es la hora de salida de ese tren en particular, no es la excepción. Así estemos viendo a los personajes hablar, correr, caminar, amenazar o sentarse, o un simple mapa de la ciudad, todo viene con una dosis extra de adrenalina. En ésta, que además es remake de una cinta de 1974 –la misma de donde Tarantino sacó la idea para los nombres coloridos de sus Perros de reserva–, se cuenta la historia de un maleante, John Travolta, que se apodera de un vagón del metro y a sus ocupantes, con el fin de robarse $10 millones de dólares. Porque hoy en día –y sobre todo en Nueva York–, es bien fácil subirse al metro con todo un arsenal de armas y luciendo extremadamente sospechoso…
Para completar su plan, el avispado delincuente se aprovecha de los problemas personales de un bien intencionado trabajador en el centro de operaciones, Denzel Washington, y lo manipula a su gusto. También ayuda que el “negociador profesional” de la policía es un poco incompetente –un John Turturro muy desaprovechado, al igual que James Gandolfini, el alcalde–.
Desde los primeros fotogramas, el frenético ritmo típico de éste Scott –porque su hermano Ridley tiende a ser más moderado–, se apodera del público y está decidido a nunca aflojar. Aquí las acciones de todos los personajes están al servicio de las explosiones, los choques y las expresiones de ira de un Travolta casi caricaturesco. Tanto así, que ni el mismo director se resistió a incluir un diálogo en que alguien pregunta, luego de que las patrullas que cargan los millones chocan y salen volando: “¿Por qué no se llevaron el dinero en helicóptero?”. La respuesta: porque así es más divertido. Y lo es. Una secuencia delirante tras otra y el tren sigue avanzando. Aunque el realizador sí demuestra un poco más de auto-restricción que en el viaje hiperdelirante que fue Domino, sin duda para algunos resultará demasiado. Excepto para el joven ojo entrenado por años de videojuegos, videos musicales y capacidad de atención decadente.
Al final, ¿la película (porque ésta es una película, no un filme) entretiene? Sí y mucho. Pero, ¿tiene una interesante, original e incisiva historia qué contar? No, pero eso es lo de menos.
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Clara Itzel Hernández Valladares Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com
