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Cine

The Reader

11-02-2009, 11:20:21 AM Por:
The Reader

Su falla es, justamente, su manera de retratar las cosas, si bien pretende ser un ejercicio de develación: las nuevas generaciones alemanas abriendo finalmente los ojos a la realidad creada por sus antepasados inmediatos.

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Un personaje le advierte a otro: “No vayas a los campos, nada bueno puede salir de allí.” Esta sentencia se asemeja a la máxima del filósofo alemán Theodor Adorno: “No puede escribirse poesía luego de Auschwitz.” Y es aquí, justamente, donde radica el problema principal de El lector, de Stephen Daldry, película de manufactura impecable, desmampanante en un sentido estético, aunque fallida en el dilema ulterior que retrata, fruto de la relación –sexual primero; amorosa después– entre un adolescente y una mujer que le dobla la edad, alemanes ambos, una década después de acabada la Segunda Guerra Mundial.

No tardamos en descubrir que Hanna, la mujer, es iletrada y que su mayor placer radica en la voz lectora del joven Michael, ya sea en latín, griego o alemán mismo (pecata minuta: Kate Winslet, quien encarna a la protagonista, finge un acento germánico que no hace más que incomodarla, lo cual vuelve su actuación mucho menos poderosa que aquella que vimos en Sólo por un sueño). Luego entendemos que a Hanna la apena en demasía su analfabetismo, tanto que cada vez que la promueven en el trabajo, huye a otro en el que sus responsabilidades serán mínimas y ajenas al lenguaje escrito.

Uno de los trabajos de Hanna, previo a su relación con Michael y durante la guerra, es el de guardia en un campo de concentración dirigido por las SS de los nazis, por lo que la mujer será juzgada en compañía de sus colegas, varios años después de su amasiato con el lector, al que abandona. Michael, ahora estudiante de derecho, contempla cómo Hanna es sentenciada, acaso injustamente, a una cadena perpetua: dado que no sabe escribir y no quiere que el hecho se sepa, miente y dice que ella redactó y firmó una orden que atentó contra la vida de unas prisioneras.

Aquí, pues, el dilema: ¿hay redención para Hanna, mejor aún, podemos ser compasivos con ella, a pesar de su participación en el Holocausto animado por los nazis? Michael, con sus actos, responderá que sí. ¿Y Stephen Daldry, creador de la película basada en el best seller de Bernhard Schlink? Creo que la belleza fílmica de El lector es su respuesta afirmativa. Pero no: el Holocausto, aunque sea de manera incidental, no puede o no debería ser retratado poéticamente. La falla de El lector es, justamente, su manera de retratar las cosas, si bien pretende ser un ejercicio de develación: las nuevas generaciones alemanas abriendo finalmente los ojos a la realidad creada por sus antepasados inmediatos. Belleza aparte, la película incurre en una suerte de moralina trasnochada: Hanna no tiene más salida que la autoinmolación, a pesar de que, final y tardíamente, aprende a leer y a escribir. Dejémosle al espectador la última palabra.

– David Miklos.
 

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autor Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.
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