Violines en el cielo

Al quebrar la orquesta en la que trabaja como chelista, el joven Daigo se descubre desempleado y dispuesto a trabajar en cualquier cosa. Cuando piensa haber encontrado la oportunidad ideal, se entera de que en realidad la faena consiste en limpiar y preparar cadáveres para las funerarias. Violines en el cielo, del prolífico realizador nipón Yôjirô Takita, tiene un estupendo arranque en su descripción del lento aprendizaje del joven embalsamador. Hay un elogio del oficio denostado por los amigos y familiares del joven, al presentar minuciosamente la sofisticación con que pueden prepararse los rituales funerarios. El oficio despreciado se vuelve virtuosismo artístico, y la muerte abandona su aspecto más siniestro para ser únicamente el momento de una existencia que con serenidad alcanza su fecha de caducidad. Esta comprensión de la naturaleza perecedera de la carne y la victoria del espíritu sobre los restos mortales, se transmite con humor y elegancia. Lamentablemente, a medida que la película se encamina a su desenlace, los personajes se vuelven arquetipos acartonados, emblemas de devoción y sacrificio. La fotografía abusa de los clichés en un espectáculo de tarjeta postal (montañas, cielo abierto, aves), frustrando las expectativas de quienes pensaron encontrar un tratamiento original para un tema fascinante.

–Carlos Bonfil

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Mary Carmen Albarrán Mary Carmen siempre ha sido una ñoña... incluso antes de que se considerara cool. Fue editora de Cine Premiere 5 años y posteriormente saltó a las compañías de tecnología pasando por Comunicación en Google, siendo el Tío Netflix en Netflix y ahora ayudando a los famosos a usar Instagram, Facebook y Threads en Meta.