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CRÍTICAS

Dexter. Tercera temporada, capítulo 1.

17-09-2008, 5:46:06 AM Por:
Dexter. Tercera temporada, capítulo 1.

Nuevos dilemas para el sesino serial de asesinos seriales. Se consolida Michael C. Hall.

Cine PREMIERE: 4
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Por César Albarrán Torres

La historia de la televisión bien podría delinearse por la galería de personajes que han dado rostro a este medio relativamente joven. Desde el implacable Elliot Ness televisivo hasta la moralidad ambigua de Tony Soprano, pasando por un espectro amplísimo de characters, las series made in Hollywood han seducido a las audiencias, por un lado, y reflejado las ansias y manías de su época, por otro. Hoy, en un mundo que no cree en nada, en que las guerras se libran, como si estuviéramos en la Edad Media, por cuestiones religiosas, donde las autoridades aquí, en Miami y en China se ven incapaces de impartir una real justicia, un personaje como Dexter, el asesino serial de asesinos seriales, generoso hermano y apasionado amante, resulta más que sintomático. La compleja psyche de Dexter Morgan, experto en “leer” los patrones de sangre en crímenes violentos, ha sido llevada a niveles hasta ahora inexplorados; la clave, un auténtico camaleón como Michael C. Hall, a quien pondría desde ya en el mausoleo de los grandes actores –de cine, de tele, de teatro, qué más da–, de los inicios del siglo XXI.

Si hablamos de personajes memorables en la historia de la tele, es justo hacer un paréntesis que apoya el statement anterior, quizás para algunos hiperbólico: Michael C. Hall ha creado no uno, si no dos personajes históricos en términos televisivos, el que aquí nos ocupa y David Fisher, el director funerario en la ya legendaria Six Feet Under (2001-2005). Si en la primera temporada de Dexter, Hall libró con creces el enorme reto de separar en la mente del espectador a su fisonomía del personaje de David, y en la segunda los guionistas lo mandaron sin paracaídas a los infiernos freudianos del pasado sangriento de Dexter, en esta tercera, que se estrena en Estados Unidos hoy 30 de septiembre,  Hall tendrá que lidiar con la aceptación que el asesino hace de su naturaleza. A juzgar por el primer episodio, que sorprende desde los primeros minutos y jamás te suelta, la temporada hurgará aún más en todas las posibilidades existenciales no sólo de Dexter, sino de cualquier ser humano. Todas las caras que nos ponemos a diario, las caras, sí, ésas, que terminan por ser disfraces. En este capítulo –redondo, maquiavélico, con las dosis exactas de humor–, Dexter pasa de ser un tiburón que olfatea sangre en un mar de posibilidades homicidas, a un novio amoroso que explica al salón del hijo de su pareja Rita, los detalles de su trabajo para la policía de Miami. “¿Entonces atrapas a los malos?”, le pregunta un chiquillo. “No precisamente… ayudo a que los atrapen”. En ese momento, habiéndolo conocido ya por dos temporadas, incluso el espectador menos avispado puede inferir lo que pasa tras los ojos penetrantes de Dexter Morgan: “No precisamente… yo atrapo y mato a los desgraciados que se salen con la suya, a los asesinos que no son alcanzados por la daga de la justicia”. Algunos, de seguro, le aplauden, sobre todo en una coyuntura como la actual, el hacer justicia por su propia mano.

Sí, Dexter pasará a la historia. Es un personaje tan humano… un individuo complejo, vamos, como tú, como yo.

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autor Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.
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