Game of Thrones: The Kingsroad
Un segundo episodio sólido con diálogos astutos y memorables.
Las adaptaciones literarias nunca son sencillas: mientras en un libro se pueden dedicar 30 páginas a los pensamientos, deseos, ambiciones, miedos y preocupaciones de un personaje, resulta impráctico dedicar media hora de pantalla a esto mismo; especialmente considerando que las audiencias de hoy tienen una capacidad de retención menor que antes y esperan una historia contada de manera ágil y con un ritmo acelerado.
Sin embargo, Game of Thrones ha logrado trazar con sutileza los elaborados personajes que se desenvuelven a lo largo de las 807 páginas de novela. Con el uso de líneas sagaces y momentos definitorios, cada individuo deja claro cuáles son sus intenciones, motivaciones e incluso sus sentimientos en diversas escenas clave. El segundo episodio, partiendo de que el primero marcó un nivel muy elevado de calidad, tenía un trabajo difícil: mantener a la audiencia enganchada, la calidad de la producción intacta y terminar de establecer el universo creado. Y afortunadamente, lo logra.
Sí, quizá es menos emocionante que el piloto "Winter is Coming" (sería raro si no lo fuera), pero lo que este episodio hace es meternos en la cabeza de todos los personajes y enseñarnos sus verdaderas caras. Conocemos la hipocresía de Cersei (Lena Headey), pero a la vez nos damos cuenta de que tiene sentimientos y que no ha tenido una vida tan fácil como se pinta. Nos familiarizamos con Catelyn (Michelle Fairley), una madre que se desmorona a pesar de sus fortalezas innatas. Vemos claramente que los hombres todos juegan el papel que la sociedad les ha impuesto, aunque son capaces de mucho más. Y, muy importante, tenemos otro pequeño vistazo a la magia y fantasía que normalmente toma el asiento trasero para dar prioridad a la trama.
Los diálogos son astutos y memorables, las actuaciones cobran mucho peso aquí y le dan verdadera identidad a los protagonistas, la dirección de arte mejora con cada minuto de la serie (se siguen agradeciendo los originales créditos) y, una vez más, concluye con un cliffhanger que será difícil de ignorar.
Resulta difícil pensar que esta serie esté en otro canal que no sea HBO, dadas algunas cuestiones de su trama. Y aunque a veces puede que “se les pase la mano” (que para quienes hayan visto Roma o True Blood, esto verdaderamente no es nada), sí se siente que es para favorecer el realismo de la historia y no sólo un pretexto para ver desnudos y sexo relativamente explícito.
Con la buena noticia de que ya confirmaron la segunda temporada (posterior al gran recibimiento en EUA), sólo nos queda esperar que el tercer episodio mantenga el nivel de los primeros y la muy apreciada fidelidad a la novela.
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Clara Itzel Hernández Valladares Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com
