Scarlet Witch, ¿la nueva piedra angular del MCU?

Contrario a lo que sus más de diez años y 23 películas podrían sugerir, el Marvel Cinematic Universe (MCU) nació de un modo casi accidental. El estudio no tenía los derechos fílmicos de sus personajes impresos más icónicos, lo que le hizo valerse de héroes menos conocidos por el público general. Esta aparente debilidad se convirtió en una de las mayores fortalezas de la franquicia. No sólo porque los personajes en cuestión integraban el núcleo de los Vengadores, sino porque le permitió crecer horizontalmente ante la falta de un eje central en la historia, a diferencia por ejemplo de X-Men que nunca pudo prescindir completamente de Wolverine.

Este tratamiento le ha permitido ajustarse sin grandes complicaciones a la infinidad de variantes surgidas en el camino, como la abrupta inclusión de Spider-Man. Sin embargo, también ha facilitado el máximo aprovechamiento de sus distintos personajes cuando las bases del argumento lo requieren. Tal fue el caso de Iron Man, cuya mezcla de elementos tecnológicos y fantásticos contribuyeron en los primeros pasos de la Fase Uno que buscaba su propia esencia en un cine de superhéroes marcado por el Batman hiperrealista de Christopher Nolan. El carisma y talento de Robert Downey Jr. hicieron el resto.

El desenlace de la Saga del Infinito, así como la inminente partida de Tony Stark y Steve Rogers ha provocado que los aficionados especulen sobre quién podría convertirse en la nueva piedra angular de la franquicia. En su momento se habló de Doctor Strange por las posibilidades que representan sus poderes místicos, así como de Capitana Marvel por su naturaleza cósmica y los deseos del estudio por adentrarse cada vez más en el espacio.

Pero los hechos detrás de cámaras hicieron que Scarlet Witch se sumara a la lista al perfilarse como la posible solución para algunas de las mayores interrogantes que rodean el futuro del MCU en vísperas de su Fase Cuatro. Y es que su doble naturaleza mutante/vengadora, que alguna vez representó grandes dilemas, ahora puede resguardar la llave para la anticipada inclusión de los hijos del átomo. Después de todo, hablamos de un personaje altamente poderoso, que no siempre ha podido mantener el control en el impreso, pero tampoco en la pantalla grande.

La tortuosa existencia de Wanda Maximoff

Casi todos los personajes de Marvel tienen un pasado tormentoso, pero es su respuesta a este lo que ha definido sus respectivos caminos. Más complicado ha sido el viaje de Wanda Maximoff, cuyo destino impreso parecía sellado desde su debut en los cómics en 1964. De origen mutante, con poderes divinos añadidos tras su nacimiento, dueña de una infancia traumática y reclutada por su padre Magneto para su tiránica hermandad. Era fácil pensar que su suerte cambiaría tras su incorporación a los Vengadores al año siguiente, pero ni su pertenencia a los héroes más poderosos del planeta pudo darle estabilidad emocional. El resultado es una trayectoria plagada de altibajos, que incluye hazañas memorables como la derrota de Dark Phoenix o la elección como Hechicera Suprema por el Ojo de Agamotto, pero también algunos de los momentos más oscuros de la casa editorial, como el desmantelamiento de los Vengadores o la desaparición de casi toda la población mutante. Buena parte de esto con sus extraordinarias habilidades que le permiten manipular la realidad.

Los orígenes cinematográficos de Scarlet Witch son distintos, pues la doble distribución de derechos entre Marvel y Fox impidió que el MCU hiciera referencia a los mutantes. Sus capacidades también cambiaron, pues el cine se limitó a la exploración de poderes psiónicos, telequinesis, telepatía, vuelo e incluso desintegración, por nombrar algunos. Pero el dolor sigue ahí. Después de todo hablamos de una joven que perdió a sus padres a los diez años y que permaneció tres días sepultada contemplando una bomba que nunca explotó; fue dotada de poderes que no comprende plenamente con la Gema de la Mente; atestiguó la muerte de su hermano gemelo; sus errores en Lagos inspiraron la creación de los Acuerdos de Sokovia que desembocaron en la Guerra Civil entre superhéroes; tuvo que destruir la gema que daba vida a su amado Vision en un esfuerzo desesperado evitar la victoria de Thanos, para luego descubrir que los sacrificios fueron en balde con el villano regresando el tiempo y arrancando el objeto del androide.

Esta ira acumulada fue clave para que la heroína casi derrotara a Thanos por sí sola en Avengers: Endgame (2019), pero la hazaña fue interrumpida por un ataque masivo de sus armadas. Al respecto, Kevin Feige ha confirmado que la guerrera “probablemente se encuentra cerca de los escalones superiores del poder” tras lograr que el Titán loco luciera “más asustado que nunca” [vía].

La secuencia, que contrasta con el ataque colectivo de Capitán América, Iron Man y Thor, no fue casualidad, ni un simple momento de gloria para el personaje. Fue una clara demostración de que su poder, sembrado misteriosamente por Wolfgang von Strucker de HYDRA con la Gema de la mente, no ha alcanzado su máximo potencial. No menos destacado es que, a diferencia de otros personajes que han lidiado directamente con estos objetos cósmicos, Scarlet Witch no es más que una joven confundida por su nueva naturaleza. O como ella misma dijera a Vision en Civil War (2016), «solía ​​pensar en mí misma de una manera. Pero, después de esto… soy otra cosa. Y todavía soy yo, creo. Pero eso no es lo que todos ven«.

WandaVision o el inicio de una nueva era

WandaVision (2020) podría representar un nuevo escalón en la debacle de Scarlet Witch. Los primeros avances han sugerido que la joven ya es capaz de manipular la realidad, aunque todavía falta saber si lo que vemos en pantalla se ha hecho realidad al más puro estilo de House of M, resultado de una ilusión autoimpuesta para esquivar la pena o la manipulación de un adversario superior –los rumores hablan de Mefisto y otros seres del inframundo– que pretenda aprovechar sus poderes con fines malévolos. De cualquier modo, todo apunta a que la guerrera se convertirá en un nuevo dolor de cabeza para el grupo de héroes y que sólo podrá ser resuelto por un experto en artes místicas como Doctor Strange. Recordemos que Elizabeth Olsen ha sido confirmada para Multiverse of Madness, que, tal y como su nombre indica, marcaría el salto absoluto al multiverso con el que las posibilidades se tornan literalmente infinitas. Esto podría incluir nuevos enfrentamientos con el Loki de Endgame, quien próximamente debutará en su propia serie; una alianza entre las arañas de Tom Holland, Andrew Garfield y Tobey Maguire; así como la anhelada incorporación de X-Men.

Los X-Men se vuelven especialmente importantes para el futuro de la franquicia. A diferencia de The Defenders, que no tenían mucho que hacer en la lucha contra Thanos o Fantastic Four –cuya conversión puede suceder en cualquier momento–, los mutantes no son las consecuencias de un experimento fallido, sino el resultado de la evolución. Y aunque Kevin Feige ha reiterado hasta el cansancio que el público familiarizado con los cómics entiende que cada personaje puede tener aventuras individuales, parece improbable que guerreros tan poderosos como Charles Xavier, Magneto o Jean Grey no participen en la Guerra del Infinito.

Las alteraciones realizadas por Scarlet Witch podrían cambiar esto e incluso podrían abrir las puertas para incorporaciones de ensueño como el Quicksilver de Evan Peters, que superó con creces al de Aaron Taylor-Johnson. Después de todo, el regreso de JK Simmons con JJ Jameson en Spider-Man: Lejos de casa (2019) deja claro que todo es posible en esta saga en continua expansión. 

Scarlet Witch como símbolo de intolerancia

Las posibilidades de Scarlet Witch dentro del MCU no se limitan a los aspectos narrativos. A lo largo de toda su historia, la casa editorial ha aprovechado las propiedades simbólicas de sus distintos personajes para garantizar la identificación del público y la transmisión de mensajes importantes. Esta práctica ha sido llevada a la pantalla grande en varias ocasiones y ha sido clave para el éxito de la franquicia cinematográfica. Ejemplo de ello es un Capitán América que dejó de ser un referente exclusivo de los Estados Unidos para convertirse en un defensor de los valores universales, así como un Black Panther que hizo soñar a millares de aficionados afroamericanos al tratarse del primer gran superhéroe cinematográfico de color.

A lo largo de sus casi 60 años de historia impresa, los mutantes siempre han sido el vehículo perfecto para ejemplificar la intolerancia y el odio de tantos ante el derecho natural de la vida. Una mayor exploración de Wanda Maximoff podría intentar algo similar, sólo que en este caso con una joven incapaz de alcanzar la redención ante un mundo que aprovecha cada tropiezo para recordarle continuamente sus debilidades y errores.

No menos destacado es el hecho de que Scarlet Witch podría convertirse en el primer personaje de un cómic en abordar la depresión suscitada por la pérdida: un elemento recurrente en la construcción de incontables superhéroes, pero que sólo ha sido explorado de manera superficial en sus distintas adaptaciones. Este y otros padecimientos psicológicos han sido históricamente vistos como temas tabú en la sociedad y, por ende, en la industria del entretenimiento. Su profundización se torna especialmente importante en los tiempos que corren.

Wanda Maximoff nunca ha sido el personaje más popular de Marvel Comics, pero esto nunca ha resultado en un impedimento para un MCU que siempre ha sabido explotar los mejores atributos de cada uno de sus héroes. En caso de hacer lo propio con la joven, la franquicia podría dar un salto evolutivo trascendental para garantizar la continuidad por muchos años más. 

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Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.