Sergio – Crítica

En Sergio hay varias películas que podrían ser buenas si la cinta se decidiera por desarrollar correctamente una. Hay una película biográfica, una historia de intriga política y un romance. Sergio hace un desastre tratando de balancear las tres, no sólo por un guion que nunca se anima a comprometerse con nada, sino también por un montaje desordenado y arbitrario.

Sergio busca ser un retrato de Sérgio Vieira de Mello, un diplomático de las Naciones Unidas. La cinta se concentra en su misión en Iraq, durante la ocupación de Estados Unidos. En realidad, decir que se “concentra” en eso es hacerle un favor. La película nunca deja que ninguna situación respire, pues está constantemente cambiando el tiempo y el lugar. Lo hace tanto que deja de ser un recurso y se convierte en un refugio para darle dinamismo artificialmente a un relato poco interesante. En lugar de tomarse el tiempo de desarrollar una secuencia tensa, romántica o sentimental, sólo genera pequeñas escenas inconexas que nunca llevan a algo más grande.

Sergio nunca se compromete, pero lo que claramente le llama más la atención es el romance entre su protagonista y Carolina, interpretada por Ana de Armas. No hay mucha química entre ambos, pero el carisma de Ana salva más de una escena. No sólo el desarrollo del romance se beneficia por ella, sino también las escenas más tristes y difíciles. Uno casi podría creer que la película está funcionando cuando vemos los hechos de la historia a través de las reacciones de De Armas.

La cinta plantea varios temas atrayentes, pero parece que está haciendo el mayor esfuerzo para alejarse lo más posible de ellos. La situación en Irak esboza un conflicto de intereses interesante entre el gobierno de Estados Unidos y la ONU, y hace preguntas sobre el papel de la ONU en este tipo de conflictos. Sergio se olvida rápidamente de la situación que echa a andar toda la película para irse al pasado y tratar una misión completamente diferente. Cuando regresa al presente, lo hace para que presenciemos un atentado que dura demasiado y que pierde toda tensión dramática a la quinta vez que volvemos a él.

Sergio quiere que nos involucremos con su personaje titular principalmente gracias a su romance, pero la cinta tampoco se concentra lo suficiente en desarrollar la conexión entre ambas personas. Al final, queda una película bien actuada con planteamientos interesantes pero ningún interés en ahondar en ninguno de ellos, cuyo montaje no hace otra cosa más que evidenciar sus problemas.

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Sebastián Valencia Apasionado de la animación y el cine de romance. Mi director favorito es David Fincher. Y me gusta el rap.