Sonidos del corazón – Crítica
Nick Offerman y Kiersey Clemons interpretan a un padre y una hija que, a punto de cambiar el rumbo de sus vidas, tienen una última oportunidad de hacer algo juntos.
Lo más cursi que podrían encontrar en la película dirigida por Brett Haley y protagonizada por Nick Offerman y Kiersey Clemons es su título en español, Sonidos del corazón, cuando el original, Hearts Beat Loud resulta más acertado.
La historia nos presenta a Frank, un padre viudo y dueño de una tienda de vinilos, quien se enfrenta al inminente cierre de la misma por el incremento en la renta del lugar. Al mismo tiempo, conocemos a su única hija Sam, quien está por entrar a la universidad y dejarlo solo. Sin embargo, a pocas semanas de que ella parta, los dos comparten su gusto por la música y componen una canción que los pone en el radar de la escena independiente.
Aquellas historias que giran en torno a la música y a melómanos románticos, siempre tendrán una conexión fácil y rápida con el público porque, ¿a quién no le gusta un grupo o una canción que les hace escucharla un eterno loop? Sin embargo, estas historias también pueden quedarse en una idea torpemente ejecutada, pero éste no es el caso de Sonidos del corazón (nuevamente, el título sigue siendo lo más cursi de la película).
Offerman presenta con naturalidad un personaje honesto que debe enfrentarse al abandono de su hija y a estar solo en casa. Al mismo tiempo, él debe lidiar con la ausencia de su esposa que murió en un accidente de bicicleta. Clemons también se desenvuelve en un papel del que rápidamente se apodera y logra dejar atrás el rol de cínica e irónica que le hemos visto en el pasado en Buenos vecinos 2 (2016) y Dope (2015).
El resto del elenco, aunque está presente como apoyo narrativo para los protagonistas, también desarrolla un perfil interesante y honesto, especialmente Toni Collette, quien en 2018 puede entregar actuaciones tanto perturbadoras (Hereditary) como sentimentales (Hearts Beat Loud). Y es que la película tiene una honestidad natural, pues a pesar de tocar temas como la muerte de la figura materna o el Alzheimer de la madre de Frank, nunca cae en dramatismos exagerados que apelen a la lágrima segura.
A pesar de ello, habrá un público más exigente que necesite que el conflicto de la historia (que la hija se vaya a la universidad y deje al papá solo) sea un poco más dramático y se desarrolle de una forma más real sin tanto romanticismo, aunque esto definitivamente habría chocado con el espíritu indie musical de la cinta.
Si la película fuera un disco LP, se podría colocar en el mueble dentro de la misma categoría y estatus de otras obras musicales como Begin Again o Sing Street de John Carney, e incluso junto a la reciente Amor de vinilo escrita por Nick Hornby. Al final, la película deja la sensación de haber escuchado un disco suave de un artista independiente que nos ha puesto de buenas de principio a fin.
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Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.
