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Preguntas indispensables de las Streaming Wars

19-03-2021, 1:40:46 PM Por:
Preguntas indispensables de las Streaming Wars

¿Qué son las Streaming Wars, cómo inician y quién lleva la ventaja? Resolvemos las dudas más importantes en la era de las plataformas.

Streaming Wars, un término controvertido e incluso rechazado por algunos, pero que se ha tornado cada vez más común ante las nuevas prácticas del entretenimiento y el continuo incremento en el número de plataformas. ¿Pero qué son, cómo iniciaron y en qué punto se encuentran? Resolvemos estas y muchas otras dudas al respecto.

 

¿Qué són las Streaming Wars?

Streaming Wars (Guerras del streaming) es el término acuñado para referirse a la competencia entre los numerosos sistemas de streaming concebidos en los últimos años, lo que ha resultado en un mercado cada vez más saturado y del que quizá no todos saldrán adelante.

¿Cómo empezaron?

Hay quienes piensan que las Streaming Wars comenzaron en 2017 con dos golpes a la autoridad de Netflix: cuando Amazon se convirtió en la primera plataforma nominada al Óscar por Manchester junto al mar (2016) y cuando Hulu fue la primera en ganar un Emmy a Mejor serie dramática con The Handmaid’s Tale (2017). Otros consideran que comenzó en 2018 con la disputa entre Netflix y WarnerMedia por Friends (1994). Este último se quedó con la codiciada serie, mientras que el gigante del streaming respondió con la incorporación de Seinfeld (1989) a su catálogo.

También se dice que empezó en noviembre 2019 con los lanzamientos de Apple TV+ y Disney Plus que atentaron contra la hegemonía de Netflix. O en 2020 cuando la pandemia disparó las suscripciones, orilló a los estudios a buscar alianzas estratégicas con los distintos sistemas e incluso a potenciar el desarrollo de sus propias plataformas. Una jugada que, dicho sea de paso, parece destinada a cambiar el futuro del entretenimiento.

Finalmente, están los que piensan que las Steaming Wars no son más que un mito que se ha visto favorecido por un término mediáticamente atractivo. Esto al considerar que cada plataforma tiene objetivos completamente distintos y con estadísticas que demuestran que su visualización se distribuye de un modo equitativo.

¿Significa que hay espacio para todos?

Podría ser. Una reciente encuesta realizada en los Estados Unidos demostró que el 67% de los usuarios están suscritos a tres o más servicios de streaming, y destaca además que el 13% cuenta con siete o más. Por su parte, sólo un 13% está suscrito a una única plataforma. Aunque estos números podrían ser alentadores para los distintos competidores, también son engañosos al darse en medio de una pandemia que ha alterado de manera importante el comportamiento de los suscriptores, pues han debido pasar más tiempo en sus hogares.

Aunque estos acercamientos podrían contribuir a la fidelización, la supervivencia dependerá de muchos factores, justo como prueba Quibi, concebida para dispositivos móviles y centrada en contenidos de corta duración para favorecer el entretenimiento de una sociedad contemporánea en continuo movimiento. Fue fundada en abril 2020 y cerrada en diciembre del mismo año, resultado de un mal timing que cambió las prácticas de su público objetivo, un pobre desarrollo de la aplicación en otros dispositivos más allá de los celulares y de una nula capacidad de saltar plenamente a la televisión y computadora. Mención aparte para su baja popularidad, con una inversión cercana a los $1,000 MDD en más de 175 series originales que nunca se capitalizó porque ninguno de sus títulos conectó realmente con el público.

Un buen ejemplo de que el streaming debe responder de manera casi inmediata a las necesidades de una audiencia en continua evolución y que exige diversidad, alta calidad y disponibilidad total. Cualquier plataforma que no cubra con estos requisitos será insuficiente.

¿Cuáles son las principales armas?

Se ha apelado a la calidad producto de buenas historias aunadas a talento de primer nivel. También se ha apostado por la cantidad, con un modelo que en muchos casos ha propiciado el binge-watching o el maratoneo sin dejar grandes márgenes de tiempo entre estrenos. También se ha apelado a la nostalgia, tanto por las tendencias del entretenimiento en los últimos años, como por los esfuerzos de las distintas plataformas por hacerse con títulos clásicos de alta popularidad entre las audiencias.

El tiempo ha demostrado que la mayor diferenciación recae en la propiedad intelectual. Ésta puede centrarse en el contenido original, como ha sido el caso de Apple TV+ con The Morning Show (2019), Dickinson (2019) y Ted Lasso (2020). También puede fincarse en la nostalgia o el éxito de materiales previos, como sucedió con Disney Plus, que aprovechó sus franquicias para The Mandalorian (2019) y WandaVision (2021), o con HBO Max, que ha convertido el reencuentro de Friends en todo un acontecimiento. Netflix, por su parte, representa una mezcla entre ambos, pues combina títulos originales como The Crown (2016) o Stranger Things (2016) con revivals como Gilmore Girls: A Year in the Life (2016) o Arrested Development (2013), al tiempo que aprovecha el talento de grandes cineastas –Scorsese, Cuarón o Lee, por nombrar algunas– para su consolidación cinematográfica.

La condición es que los proyectos deben tener una esencia propia que les haga únicos a los ojos de la audiencia y que impida el desarrollo de proyectos similares por parte de la competencia. Tal sería el caso de WandaVision, cuya combinación de superhéroes y homenajes a la sitcom ofreció un contenido muy peculiar: “No es un espectáculo de acción como las películas de MCU, ni es un giro completo hacia la televisión tradicional, priorizando el personaje sobre el espectáculo y las personas sobre los giros de la trama”, de acuerdo con IndieWire.

Streaming Wars WandaVision

¿Quién lleva ventaja?

Si de usuarios se trata, la carrera es dominada por Netflix (203 millones de suscriptores), Prime Video (150 millones) y Disney Plus (100 millones). HBO Max, Peacock y Paramount+ pueden ser considerados dentro de este selecto grupo al aspirar a los 200 millones en un futuro cercano. En el ámbito local, las plataformas son viables cuando rondan los 50 millones de suscriptores en Estados Unidos, que les hace equivalentes a los paquetes de televisión de paga. Tal es el caso de Hulu.

Destacan también métricas como el ingreso promedio por usuario, el número de personas que cancelan el servicio en un cierto tiempo y las horas de permanencia. Las dos primeras indican cuántas personas están dispuestas a pagar por un servicio, mientras que la última representa la fidelidad de los usuarios.

Finalmente, también influye la diferenciación con películas y series que apunten a nichos determinados. Es el caso de Comunidad Filmin, disponible sólo en España, México y Portugal y dirigida a “los que buscan un complemento a la actualidad, los mejores clásicos, documentales y los grandes estrenos”.

¿Cómo afectarán a la televisión de paga y al formato físico?

Las tendencias indican que la televisión de paga se reducirá al mínimo o incluso desaparecerá del todo. Tres millones de usuarios en Estados Unidos cancelaron sus suscripciones al viejo formato en 2018, seis millones hicieron lo propio en 2019, mientras que un estudio realizado en 2020 reveló que una tercera parte de los hogares estadounidenses ya no cuentan con este servicio. Todo esto mientras los números de las plataformas van en aumento.

El caso del formato físico es más complejo. El lanzamiento de Disney Plus generó especulaciones sobre la desaparición de su catálogo en DVD y Blu-ray, luego de que su presidente Bob Iger explicara que la plataforma “albergará toda la biblioteca de películas de Disney”. Las dudas se magnificaron cuando se reportó que, salvo excepciones como Star Wars o Marvel, Disney descontinuará paulatinamente sus lanzamientos live action en 4K, en una estrategia que apunta de lleno al digital.

Más allá de la polémica, la estrategia tiene sentido si se considera que las ventas del DVD han bajado en un 86% desde 2008, mientras que marcas como Samsung han descontinuado la comercialización de reproductores Blu-ray por lo mismo.

¿Y el futuro del cine?

Parece improbable que el streaming termine con las salas, ya que ambos ofrecen servicios y experiencias distintas. Esto no significa que la pantalla grande no tendrá que adaptarse a las nuevas exigencias del público. El cambio más evidente será la reducción o incluso la desaparición de la ventana de exhibición de 90 días, con películas que salten a la pantalla chica en un tiempo mínimo tras su paso por las salas o que incluso estrenen de manera simultánea en cines y plataformas. Muchos estudios están recurriendo a estos nuevos modelos para potenciar el lanzamiento de sus respectivos sistemas, pero también obligados por las restricciones del coronavirus. Esta situación podría cambiar una vez que la industria se estabilice, pero la vuelta a las viejas prácticas parece poco factible ante una audiencia cada vez más hambrienta de nuevos contenidos.

Este término, contenidos, también se ha convertido en otro punto de debate. Así lo dijo Martin Scorsese, tras asegurar que las plataformas han contribuido a que “el arte del cine está siendo sistemáticamente devaluado, marginado, degradado y reducido a su mínimo común denominador: el ‘contenido'». Una etiqueta que prioriza el consumo por encima del disfrute y el análisis, y que se ha visto enaltecido por la férrea competencia.

A esto se suman los blockbusters, cuyo éxito en taquilla ha propiciado que los estudios se decanten por los tentpoles y pierdan interés en títulos de mediano presupuesto e incluso en los grandes directores. Esto ha resultado en salas cargadas de franquicias y plataformas que abren espacios para cineastas de renombre como Sofia Coppola, Alfonso Cuarón o el propio Scorsese.

¿Cómo van en nuestro país?

Por ahora es Netflix quien lleva la delantera absoluta. De los 80.6 millones de usuarios de Internet en 2020, 11.6 millones tienen cuentas de streaming, de las que 6.8 millones pertenecen a Netflix. Los últimos datos indican que los seguidores más cercanos son Prime Video, Claro Video y Blim, lo que podría cambiar con la consolidación de plataformas y el aumento de la competencia internacional.

Los costos también serán un factor importante, pues la contratación de los principales servicios disponibles en nuestro país oscilaría entre los $1,000 y los $1,500. Esto no ha impedido que 1 de cada 5 mexicanos se suscribiera a cuatro plataformas distintas durante el 2020, una tendencia que, de nueva cuenta, podría cambiar una vez terminada la pandemia y sus restricciones de movilidad.

¿Cómo elegir la plataforma que más me conviene?

Encontrar la opción adecuada en medio de tantas opciones parece una labor imposible, pero no lo es, ya que todo depende de los gustos y necesidades de cada persona. Las familias con niños podrían interesarse en Disney Plus; los aficionados de las series por HBO Max; los interesados en propuestas clásicas y/o independientes por MUBI o FilminLatino; mientras que los seguidores de las principales franquicias bien podrían combinar distintos servicios.

Eso sí, antes de realizar contrataciones anuales, vale la pena echar un vistazo a los distintos catálogos, probar con una suscripción mensual o sacar provecho de los distintos paquetes y periodos de prueba de algunas plataformas.

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autor Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.
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