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Te nombré en el silencio: capturar la esperanza que escarba la tierra

13-05-2022, 8:50:00 AM Por:
Te nombré en el silencio: capturar la esperanza que escarba la tierra

El documental del sinaloense José María Espinosa captura la experiencia, luminosa y dolorosa, de las Rastreadoras de El Fuerte, grupo que busca a víctimas de la desaparición forzada.

Mirna Nereyda busca a su hijo, pero no lo hace sola. Es la fundadora de las Rastreadoras de El Fuerte de Sinaloa, uno de los grupos de mujeres pioneros que desde 2014 excavan en la tierra para hallar e identificar a sus familiares desaparecidos. Está acompañada por otras madres, hermanas, esposas, con las que viaja en camionetas pick up a los montes para rastrear los “tesoros” que las autoridades ni siquiera consideran dignos de búsqueda.

También con ellas, sus compañeras, Mirna vive: baila a pesar de la herida, discute, disfruta de huevos cocidos a la hora del lunch, ríe, se va a la playa, se pone tacones, se desbarata de dolor y se vuelve a enderezar. Igual maldice cuando se enfrenta a la inacción de los peritos locales. “Les vale madres”, acusa. 

Cuando el cineasta José María Espinosa la conoció no tenía planeado hacer un documental sobre el colectivo, mucho menos como su ópera prima. Originario de Sinaloa, sólo había explorado la ficción a través del cortometraje. Sin embargo, fue gracias a un trabajo comisionado por una ONG que él y su hermano Juan Pablo, productor de la película, llegaron a Mirna. 

“Al hacer la primera entrevista con ella me di cuenta de lo que estaba en juego”, nos dice. “No es lo mismo leer de los 250 mil muertos, y de los más de 90 mil desaparecidos en México que recibir la historia mientras estás mirando a los ojos. Fue un shock inicial, pero me di cuenta de que tenía que contar esta historia. Muchos documentalistas hablan del ‘sujeto de su documental’, de quién va a ser el eje de su historia y eso es algo frío. Mirna y yo nos reímos porque siempre decimos que tuvimos un click instantáneo”. 

te nombré en el silencio
Te nombré en el silencio

Te nombré en el silencio se construye con las imágenes que el cineasta registró al acompañar a las rastreadoras de 2016 a 2019 en distintas etapas. Nos hace partícipes de sus dinámicas, sentimos el calor del desierto y la tierra en el cuerpo. Para cuando alcanzamos a Mirna, el grupo ya ha encontrado cerca de 90 tesoros, incluyendo a su hijo, Roberto Corrales, aunque la búsqueda no ha terminado porque los restos aparecieron incompletos. Los rastreos se realizan sin protección alguna y muchos parten de mensajes de informantes anónimos que ofrecen pistas sobre posibles hallazgos. Probablemente se trata de los mismos perpetradores, pero eso es lo de menos.

“Si un día llega el diablo y nos dice: aquí está un tesoro, cada una de las rastreadoras se va a ir agarrada de la mano del diablo y se va a ir con él a buscar ese tesoro», explica Mirna.

Para José María era vital, sin embargo, darle cabida no solo a la pérdida sino también a la vida. «Pensé que sabía. Pensé que por lo que había leído tenía una idea de cómo operaba una unidad de rastreo. Fue una sorpresa bastante grata, una experiencia dolorosa pero gozosa, encontrarme también con el amor y la luz y todo lo que cargan estas rastreadoras».

te nombré en el silencio
Te nombré en el silencio

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La esperanza tiene muchos registros

Como sucede frecuentemente en el género documental, la historia de Te nombré en el silencio se escribió en la edición, un proceso que duró 10 meses. José María y el editor Horacio Romo revisaron las 95 horas de material levantado y eligieron los cortes que se convertirían finalmente en una película de una hora y veintitantos minutos. «Horacio Romo en verdad tendría que llevar el crédito de guionista porque la película sí se escribió en la sala de edición. Pudimos haber hecho cuatro o cinco versiones de esta película, con narrativas distintas».

Para encontrar la esencia de su historia, tanto el director como el editor optaron por ser fieles a la dualidad que presenciaron: la pérdida, pero también la alegría, la complicidad y el fuego de Mirna y el resto de las rastreadoras. «Fue algo que yo mismo vi, no me inventé nada», afirma el cineasta, quien nos permite ver que su protagonista se emociona cuando habla con su novio, que chulea a las representantes del gobierno que la reciben en la Ciudad de México y que se pone sus tacones para salir a rastrear.

«Hay ciertas películas de estas dinámicas que están tiradas hacia el drama y la pérdida», continúa José María, «y no muestran esta dualidad. Ellas [las rastreadoras] fueron las que me dieron todos esos registros, son las que lloran, las que ríen, las que bailan.

A veces se revictimiza mucho a estas mujeres. Cuando las vemos pasándosela bien o con el novio hay como un dedo que las señala y les dice que casi casi deberían estar llorando siempre, deberían de tener este velo negro que las atraviesa. Pero hay matices en la vida». 

te nombrñe en el silencio
Te nombré en el silencio

La representación del dolor, por su parte, planteó otros cuestionamientos. ¿Qué hay que dejar dentro y qué se debe dejar fuera en un documental como este? «Es eso algo que me preocupaba muchísimo desde el inicio», dice el director, «es muy fácil tirarse al morbo inconscientemente, colgarse de ese dolor para ser estridentes y tener a la audiencia llorando todo el tiempo. Pero no se trata de eso. Pudimos haber hecho otra película. Tenía, por ejemplo, una escena en una fosa en donde le cantan las mañanitas a un morrito que encontraron el día de su cumpleaños. Fue desgarrador. Pero en la edición nos preguntábamos, ¿ya tenemos una escena que represente ese dolor? ah ok, entonces ya no hay que reiterarlo».

Cuestionamientos parecidos enmarcaron las decisiones del equipo en lo que respecta a filmar los restos desenterrados. «Nos partíamos la cabeza. ¿Metemos un tonito ahí, como lúgubre? Pero eso es poner un acento en donde no se necesita. ¿Qué se puede decir ahí? No puedes decir absolutamente nada. Supimos que teníamos que irnos a un silencio. Y esas soluciones no llegan rápido. Aunque haya ido a filmar yo estoy fuera de esa realidad y toma un poco de tiempo llegar a esas conclusiones».

Al menos que estén a salvo

Las Rastreadores de El Fuerte, nombradas así por el periodista Javier Valdez, han encontrado más de 200 «tesoros» e identificado a poco menos de una centena de ellos, en un estado que tiene cerca de 5 mil personas desaparecidas. No solo eso sino que también han elaborado un archivo con información invaluable, que facilita la identificación de los cuerpos. Aun así, ellas y los otros grupos de rastreadoras en el país trabajan sin apoyos, con recursos limitados, en condiciones peligrosas y muchas veces bajo amenazas. El año pasado, una integrante del colectivo Guerreras Buscadoras fue asesinada en Sonora.

«Yo creo que [la situación] ha empeorado», explica José María, «cuando yo empecé con ellas el gobierno les daba gasolina, y tenían la camioneta que les dio el gobernador. Se iban a rastrear con una patrulla detrás. Pero todo esto ha cambiado. Lo de la patrulla cambió dentro del mismo rodaje. Ellas se sometían a una decisión complicadísima: cuando entran a una ranchería hay redes del narco sumamente entretejidas, por lo que ya saben en dónde vas y con quién vas. Entonces ellas tienen que decidir entre ir con una patrulla atrás y que se den cuenta luego luego que ahí están, o volar por debajo e ir sin patrulla, pero indefensas. Dejaron de usar la patrulla porque no existen mecanismos reales para protegerlas».

El cineasta narra cómo durante un rastreo se escucharon balazos en ráfaga destinados a intimidar al grupo. Después del suceso, Juan Pablo, el productor, decidió solicitar protección al gobierno para el equipo. «Nos metieron en un mecanismo en donde te dan un teléfono satelital que no tiene señal fuera de la ciudad y un número al que podíamos marcar. Nos dieron un botón de pánico y cuando lo apretabas pasaban cuatro o cinco minutos y te marcaba alguien de la policía: ¿qué pasó, mijo? Era de risa loca. Cuando tú tienes un encuentro de estos en dos segundos ya estás amarrado en la troca. Si ese es el mecanismo de protección que le dan a periodistas estamos jodidos».

Te nombré en el silencio también pretende hacer consciencia sobre los peligros a los que estos grupos se enfrentan. «Si ya van a hacer la chamba del gobierno, que al menos estén a salvo», concluye José María.

Te nombré en el silencio ya se encuentra en salas de cine.

 

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autor Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.
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