James Whale , George A. Romero , John Carpenter , Wes Craven e incluso Guillermo del Toro … Todos conocemos a los grandes maestros del terror , cuyo talento ha generado cualquier clase de pesadillas por generaciones.
Aunque todos ellos tienen un lugar asegurado en la historia del cine, los aficionados saben que se trata de un género en continua evolución y que constantemente se ve beneficiado por la incorporación de nuevos talentos. Sin embargo, sólo unos cuantos aspiran a la verdadera grandeza.
Desde jóvenes promesas hasta talentos consolidados del siglo XXI, estos son algunos de los nuevos referentes del cine de terror.
Fede Álvarez (No respires)
Evil Dead suele ser considerada la gran obra maestra de Sam Raimi, además de uno de los grandes clásicos del terror. Quizá por ello, la sorpresa fue mayor cuando se anunció un remake (2013) bajo las órdenes de un debutante sin gran experiencia dentro del género. Lejos de intimidarse por la misión, el cineasta la abrazó con entusiasmo y osadía, lo que resultó en una película que nunca buscó imitar al original, sino encontrar su propia esencia. No pasó mucho tiempo para que el director recibiera una nueva oportunidad en la industria del miedo con No respires, un home invasion invertido que no se conformó con mostrar la violenta defensa de un hogar allanado, sino que convirtió a los invasores en auténticas víctimas para capturar la brutalidad que aqueja a la unión americana contemporánea, lo que resultó en una auténtica revolución del subgénero. Su éxito no le fue de gran ayuda con el thriller Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte (2018), pero sí que será determinante el remake de Labyrinth y la secuela de la propia No respires.
David F. Sandberg (Cuando las luces se apagan)
Su carrera empezó con varios cortometrajes de terror, pero ninguno tan escalofriante como Lights Out que se apoyó en el miedo a la oscuridad para demostrar los horrores que acechan cuando apagamos la luz. Un proyecto tan efectivo que incluso llamó la atención de James Wan, quien convencido de su potencial, decidió cobijarlo bajo su manto. Este apoyo fue determinante para que su escalofriante historia fuera llevada a la pantalla grande bajo el título de Cuando las luces se apagan (2016) y para que pocos meses después el director se incorporara al Warrenverse para la dirección de Annabelle: La creación (2017). Recientemente se tomó un descanso del miedo con Shazam! (2019), pero esto no le evitó incorporar algunos elementos del género para darle algunos toques de terror infantil.
Severin Fiala & Veronika Franz (Dulces sueños, mamá)
La dupla austriaca demostró un enorme talento desde su ópera prima, Dulces sueños, mamá, una de las mejores películas de terror psicológico de los últimos años y que empleó un ritmo semilento para explorar los miedos de dos hermanos que se preguntan si la mujer que los mira con el rostro cubierto tras una compleja cirugía facial es realmente su madre. La cinta fue un verdadero fenómeno global y que les llevó a la antología The Field Guide to Evil, donde también brillaron con el segmento Die Trud. Se espera que los cineastas refrenden su posición este mismo año con The Lodge, que retoma los horrores maternales para introducirnos con una mujer que debe permanecer con los hijos de su pareja en una cabaña remota aquejada por una serie de extraños sucesos.
Andy Muschietti (Eso)
Su primer acercamiento con el terror sucedió en 2008 con Mamá, un cortometraje tan perturbador que sólo unos años fue llevado a la pantalla grande para convertirse en su ópera prima (2013) gracias al respaldo de Guillermo del Toro desde la producción. Su buen trabajo le puso al frente de Eso (2017; 2019), nueva adaptación al clásico de Stephen King y que tuvo como principal objetivo superar las pesadillas generadas por Stephen Curry con la miniserie noventera. Los dos filmes -o capítulos- se ubican entre los más taquilleros en toda la historia del género, no sólo por los horrores de Pennywise, sino por la estupenda química lograda con dos generaciones del Club de los Perdedores.
Mike Flanagan (Gerald's Game)
Debutó en la dirección en el 2000, pero su incursión al cine de terror no llegó sino hasta el 2011 con Absentia. Su ascenso fue paulatino, a base de una obra fructífera que incluyó Oculus (2013), Hush (2016), Somnia (2016) y Ouija (2016). Irónicamente, su consolidación como maestro del género no sucedió en pantalla grande, sino en Netflix con el estreno de Gerald’s Game (2017), considerada una de las mejores adaptaciones a la obra de Stephen King. Sólo unos meses después se reunió con el sistema de streaming para The Haunting of Hill House, que reinventó el clásico de Shirley Jackson para dar una de las series más perturbadoras de los últimos tiempos. Este dominio le ha dado las riendas de dos de los proyectos sumamente esperados: la adaptación de Doctor Sueño, secuela de El resplandor que muestra la vida adulta de Danny Torrance; y The Haunting of Bly House, segunda temporada de la antología The Haunting que se inspirará en Otra vuelta de tuerca de Henry James.
Ari Aster (Hereditary)
Hay quienes tardan años en alcanzar la consolidación, pero Ari Aster sólo necesitó una película para posicionarse entre los mayores referentes del terror contemporáneo: Hereditary (2018). La cinta que nos llevó por la tragedia de la familia Graham brilló desde su debut en Sundance y no pasó mucho tiempo para que los amantes del género la consideraran uno de los mejores trabajos de los últimos años. Incluso se habló de una posible nominación al Oscar para Toni Collette, lo que al final no se concretó. Lejos de conformarse con el reciclaje de elementos, el joven cineasta probó una fórmula distinta con Midsommar, un clásico instantáneo del terror ritual y una de las pocas exponentes del género que se desarrollan bajo la luz del día.
Robert Eggers (La bruja)
Su pasión por el folklore, la cultura popular y los horrores de antaño fue clave para la realización de sus cortometrajes Hansel and Gretel (2007) y The Tell-Tale Heart (2008). Más importante aún, le permitió convertirse en uno de los grandes referentes del género con una brillante ópera prima: La bruja. La cinta se inspiró en los viejos miedos norteamericanos para relatar la historia de una familia condenada al exilio y con ello, fuera de la protección de Dios, lo que le pone en la mira de toda clase de horrores que acechan en la oscuridad. Resaltó por su elegancia, por rescatar los temores que aquejan a la unión americana desde su fundación y por darnos uno de los grandes antagonistas del género en la figura de Black Phillip. El cineasta perseguirá la consolidación absoluta este 2019 con The Lighthouse, con dos cuidadores de un viejo faro en una misteriosa isla de Nueva Inglaterra. Más interesante es que su talento le convirtió en el gran elegido para el remake de Nosferatu (1922), uno de los proyectos más controvertidos de los últimos tiempos y que marcará su reencuentro con la joven Anya Taylor-Joy para el papel de Ellen Hutter, interés amoroso del vampiro germano.
Jeremy Saulnier (Green Room)
No tiene el impacto mediático de otros, pero esto no le ha impedido ascender entre los mayores referentes del terror contemporáneo gracias a un estilo propio muy bien definido, que aprovecha la violencia sin sacrificar su narrativa y que incluso le ha valido comparaciones con el mismísimo Tobe Hooper. Debutó con la brutal Murder Party (2007) y luego de un breve paso por el thriller, retomó de lleno sus bases para Green Room (2015), una de las películas más ovacionadas dentro del género, pero no por ello entre las más populares. Más recientemente, sus cualidades han sido aprovechadas por algunos de los mayores gigantes del entretenimiento, como Netflix y HBO: el primero para la cinta Hold the Dark; el segundo para algunos episodios de True Detective.
Jordan Peele (Nosotros)
El terror es uno de los géneros que mejor abordan la crítica social, pero pocos directores han aprovechado esta fortaleza con la destreza de Jordan Peele. Aunque por años se le vinculó a la comedia, su labor realizadora se ha centrado de lleno en el miedo, pero no con los eternos jump scares, sino con profundas reflexiones sobre el mundo en que vivimos. Su ópera prima, ¡Huye! (2017), nos introdujo con una sociedad políticamente correcta pero que en el fondo no supera el racismo y la discriminación, una perspectiva sumamente interesante que le valió la nominación a Mejor director. Nosotros (2019) llevó el miedo más lejos, al inspirarse en La dimensión desconocida para mostrar la destrucción social por las conspiraciones políticas, pero también por la dualidad que aqueja al mundo en que vivimos.
James Wan (El conjuro)
El mayor referente del terror contemporáneo, pero que simplemente no deja de sorprendernos como desde el primer día, ya que su gran comprensión del género le ha permitido explorar distintos tipos de pesadillas en sus más de diez años de carrera. La primera fue Saw (2004), el mítico torture porn que convirtió al asesino en un perturbado antihéroe que pretendía dar lecciones de moral a sus víctimas. Le siguió Insidious (2010) que reinventó el concepto de la casa embrujada para demostrar que las amenazas están presentes en todo momento. Finalmente El conjuro (2013), que se apoyó en los archivos Warren para explorar las posesiones demoniacas con mayor veracidad. Aunque el cineasta ha externado sus deseos por retirarse del género y concentrarse en otra clase de historias, sus aficionados saben que su dominio del miedo eventualmente le llevará de vuelta a un nuevo horror.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.