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CRÍTICAS

The Beatles: Get Back – Crítica de la miniserie documental

29-11-2021, 2:49:00 PM Por:
The Beatles: Get Back – Crítica de la miniserie documental

The Beatles: Get Back es un documental inmersivo, ambicioso y refrescante que triunfa porque no se siente manipulado en ningún sentido. Los sentimientos están a flor de piel y la música nos lleva de la mano.

Cine PREMIERE: 5
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Parte 1: Los ensayos, o la reunión improvisada

Se sabe que los últimos años de The Beatles, como banda, fueron tormentosos. Cada uno de los integrantes tomó su camino y, de a poco, el cuarteto de Liverpool se disolvió. Es común, cuando se investiga la historia de la agrupación, encontrarse con relatos de cómo John, Paul, George y Ringo se soportaban cada vez menos y cómo las sesiones de grabación de sus dos últimos álbumes, Abbey Road y Let It Be (lanzados en 1969 y 1970, respectivamente) estuvieron marcadas por peleas, discusiones e indirectas. El primer episodio del documental The Beatles: Get Back triunfa porque hace énfasis en dos detalles cruciales que los tabloides parecían olvidar: primero, los discos antes mencionados reflejan todo menos rencor. Son una fiesta de sentimientos que involucra amor, alegría, y sí, tristeza, pero nunca odio; Segundo, la música cura todas las heridas… al menos mientras se está interpretando o escuchando. Nada es blanco o negro. Todo puede pasar.

Asistimos a los ensayos para lo que será un especial en televisión, mismo en el cual se verá a los Beatles interpretar y grabar su siguiente álbum frente a una audiencia en vivo, pero ¿podrán escribir y construir 14 pistas en dos semanas?

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Peter Jackson y su equipo toman una decisión que se agradece, al dejar que las imágenes y los sonidos hablen por sí solos. Queda claro por qué se quiso dividir el metraje en partes, pues solamente así era posible que todo fluyera como se requiere, ya que no hay forma de acortar o agilizar el viaje que el grupo tuvo durante la creación del proyecto. Tratar de apresurarlo sería extraño, ya que le quitaría el sentido a la idea de presentarle a la audiencia los fragmentos filmados.

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El editor, Jabez Olssen, sabe que para que el espectador entre de lleno a la dinámica, tiene que verlo todo. Cada detalle cuenta. Así, sin que nada se sienta tedioso, vemos y escuchamos a los músicos, técnicos, productores, invitadas e invitados decir cada palabra, expresar cada sentimiento, hacer cada ruido que les venga a la mente. El ritmo es cambiante, sí, pero cada interacción tiene peso en la construcción de las melodías. Ingeniosamente, Olssen se pone en el papel de una suerte de narrador y hace algo sumamente interesante: sin invadir o ralentizar el conjunto, utiliza elegantes títulos superpuestos– y, de vez en cuando, fotografías– que aparecen brevemente para darle a quien está del otro lado de la pantalla una pista de lo que está a punto de suceder. Dos grandes momentos del capítulo son cuando, de manera por demás sobria, con dos simples líneas de texto, se nos informa que estamos a punto de presenciar el surgimiento de un nuevo sencillo, dando paso a una sesión de jamming que paulatinamente explota hasta convertirse en una maqueta de Get Back, la canción; o cuando, mientras Paul toca Golden Slumbers en el piano, su novia Linda Eastman toma su cámara y capta fotografías de momentos cándidos entre los compañeros compositores. Cuando ella presiona el botón, la acción no se detiene, pero las imágenes se congelan por un instante y es inevitable no soltar algunas lágrimas.

Desde luego, la calidad de la restauración es impresionante. De nuevo, y como lo hizo en Jamás llegarán a viejos, Jackson despliega su arsenal tecnológico para hacernos sentir que hoy, en pleno 2021, los Beatles están tocando frente a nosotros, como si fuera la primera vez que lo hacen.

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Musicalmente, el documental The Beatles: Get Back es impecable. Cuando los Fab Four tocan Two of Us, I Me Mine, Across the Universe, I’ve Got a Feeling –y, ocasionalmente, algunas canciones de Bob Dylan y Chuck Berry–, nosotros cantamos con ellos. Al final, estamos ahí, ¿o no? Es natural unirse. Somos parte del proceso.

Y, de repente, una sacudida. Nada es blanco o negro. Todo puede pasar.

Parte 2: Regresar a donde perteneces

Llega el momento de despedirse de los estudios Twickenham, donde Los Beatles ensayaron durante 7 días las canciones que procederán a grabar, ahora en el estudio Apple, en Savile Row, Londres, espacio diseñado expresamente para la banda por el ingeniero de audio Alexis “Magic Alex” Mardas.

Antes de migrar a Londres, el segundo capítulo del documental The Beatles: Get Back presenta un segmento introductorio que sirve para dar a la audiencia una idea del tono que manejará el metraje. Enfocándose en una plática entre Linda Eastman, Ringo Starr, Paul McCartney, el director Michael Lindsay-Hogg (encargado de coordinar la filmación original) y otras personas que fueron piezas clave para la producción. Jackson, de nueva cuenta, se hace a un lado y deja que todo fluya. La charla, que parece especialmente grabada para este filme, debido a la naturalidad con que todos hablan, trata sobre temas como la relación entre John y Yoko Ono, la discusión que el día anterior provocó la abrupta salida de George Harrison y, no menos importante, el estatus del próximo show televisivo. Llama la atención un diálogo mencionado por Paul, en el que se burla de que, en 50 años, las personas dirán que el grupo se separó debido a la presencia de Ono en los ensayos: “Se separaron porque Yoko se sentó en un amplificador”, dice él entre risas, no sin antes aclarar que respeta mucho la situación amorosa de su amigo. Lo curioso es que su pensamiento fue premonitorio, pues hay fans que, erróneamente, culpan a la esposa de Lennon por la separación de los músicos.

El intercambio resulta enriquecedor, al ponernos al tanto de que, aún entre presiones por trabajo, los Beatles y quienes los rodeaban sabían que sus vidas personales estaban sujetas a la opinión pública. No obstante, ellos ríen, cantan y no muestran señal alguna de preocupación.

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Afortunadamente, las tensiones quedaron atrás. Después de arreglar el desacuerdo con Harrison –que fungió como un efectivo cliffhanger en el episodio anterior–, se decide abandonar la idea de la transmisión en vivo para, en su lugar, reutilizar el material captado para construir un filme para cines. Dicho proyecto se convertiría en la película Let It Be, cuyo soundtrack le valdría al grupo un premio Óscar en 1970.

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Ya en Apple Studios, la dinámica del documental The Beatles: Get Back no cambia mucho. El equipo detrás del nuevo proyecto ya estableció las reglas en el episodio anterior, así que ahora ya sabemos que nos espera un festín musical y creativo de la más alta calidad, complementado con grandes interpretaciones y momentos que no estaban planeados, pero que son sumamente valiosos. Los días 11 a 16 (del 20 al 25 de enero de 1969) estuvieron marcados por más sesiones improvisadas y pequeños chistes que fueron grabados en el momento y que terminaron siendo usados como extras en la versión original del álbum Let It Be.

Sin sentirse repetitiva, ésta segunda parte refuerza el mensaje de que, hasta en sus últimos días como equipo, los Quarrymen originales, y Ringo, claro está, seguían siendo una gran familia. Dentro de esas cuatro paredes a prueba de sonido, la diversión era total. Todos habían regresado a donde pertenecían.

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Los momentos más destacados del episodio son cuando, al ritmo de Good Rockin’ Tonight, compuesta por Roy Brown, los amigos se mofan de una nota amarillista escrita sobre ellos; cuando se muestra el pietaje del viaje que la banda hizo en 1968 al norte de India, para meditar con Maharishi Mahesh Yogi; o la llegada de Billy Preston al estudio para fungir como tecladista invitado en el álbum, así como también el cameo de Peter Sellers y la pequeña interpretación –todavía en Twickenham– de I Bought A Piano The Other Day, hecha por Paul y Ringo.

Aunque quizá la parte mejor lograda sea cuando Paul recibe una loca idea para hacer un concierto en directo en el lugar menos pensado. Si aceptan esta sugerencia, en cuatro días los Beatles estarán dando un espectáculo que cambiará la historia de la música.

Parte 3: Despidiéndose por todo lo alto

Los días 17 a 22 de la grabación de Let It Be (del 26 al 31 de enero de 1969), los Beatles fueron imparables –e inseparables–. La camaradería de la que fuimos testigos en los dos capítulos anteriores explota de una manera inolvidable y emocionante que le da al ambiente una sensación de alegría omnipresente. El equipo detrás del documental The Beatles: Get Back nos regala la oportunidad de ver a la banda en su punto máximo de genialidad y creatividad, antes de ser testigos de una de las actuaciones en vivo más representativas del rock.

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Desde los primeros minutos, queda demostrado el amor a la música qué había en Savile Row. Todos los presentes convivían y trabajaban sin limitaciones de ningún tipo. El montaje de grabaciones que se nos presenta cuando la pequeña Heather Eastman entra al estudio es conmovedor, pues nos muestra lo querida que era la hijastra de Paul McCartney. Durante el tiempo que ella está ahí, la sensación de que todos eran familia se eleva al máximo nivel.

A este segmento le siguen más interacciones sobre las próximas canciones que se tocarán en el disco. Aquí, el filme se pone en piloto automático, pero esto no significa que se vuelva menos interesante. El ping-pong de ideas mantiene nuestra atención en todo momento, creciendo de manera efervescente. Aunado a esto, la presencia del productor George Martin es mayor. Antes lo habíamos visto durante pequeñas apariciones, pero ahora acompaña al cuarteto en cada parte del proceso. También llama la atención ver a un joven Alan Parsons haciendo labores de ingeniero de sonido.

Y entonces… llega el momento de aceptar la loca idea que se le dio a McCartney en el capítulo anterior. El grupo dará el concierto que se había planeado, pero no lo harán en un anfiteatro romano en el desierto, como lo habían discutido, sino en la azotea del edificio de Apple.

Para este punto, el documental The Beatles: Get Back adquiere cualidades mucho más cinematográficas y, en varios momentos, pesará el hecho de no poderlo experimentar en una pantalla gigante. La prístina calidad que se logró con la restauración de la presentación de aquel 30 de enero quita el aliento. De nuevo, estamos ahí y no nos queda ninguna duda. Para darle más impacto a lo que vemos y escuchamos, es recomendable conectar una bocina o, en su defecto, utilizar audífonos. Es aquí donde la mezcla de audio realizada por el departamento de sonido, liderado por Brent Burge, toma el protagonismo. Somos capaces de percibir cada nota.

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Sin embargo, lo que más impresiona es que, en ésta tercera parte, Jackson se permite jugar con otros géneros audiovisuales, particularmente el suspenso y el humor. Podrá sonar extraño, pero funciona. Haciendo un gran uso del split screen, y de una serie de entrevistas que se les hicieron a los y las escuchas que se encontraban en la parte de abajo del edificio, Jackson nos pone en el filo del asiento en el momento en que los Beatles y su equipo suben a conectar instrumentos, cámaras y micrófonos. Pero también nos hace soltar algunas carcajadas cuando un par de oficiales de policía ridículamente serios discuten con Mal Evans, representante de giras del grupo, y con Debbie Wellum, recepcionista de Apple. Los agentes quieren detener a los participantes y organizadores del concierto debido a las quejas que han recibido por el ruido, pero resultan hilarantes, al no saber qué hacer o decir para cumplir con su deber. Otro momento sumamente cómico es cuando un entrevistado, con mucha seguridad, dice que es bueno que la banda dé un concierto gratuito, pues, en sus palabras: “Es agradable tener algo gratis en este país, ¿no?”

Mientras tanto, en las alturas, los Beatles y Billy Preston dejan su alma en sus interpretaciones de Get Back, Don’t Let Me Down, I’ve Got a Feeling, One After 909 y Dig a Pony. Al verlos en el escenario, es imposible no sentir la necesidad de ir a escuchar el álbum Let It Be… Naked, versión lanzada por Paul en 2003, y que ofrece las canciones tal y como fueron grabadas en aquellas sesiones, antes de que fueran retocadas por el productor Phil Spector con su técnica Wall of Sound. En el disco original, a varias de las canciones se les agregaron arreglos orquestales, aunque la intención principal era presentar las melodías sin adornos y de forma natural.

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Los dos capítulos anteriores eran la antesala para llegar a esto. Todo el trabajo de investigación rindió frutos. Estamos ante un regalo para los fans. Es gratificante ver a los Beatles con sonrisas en el rostro, despidiéndose por todo lo alto.

Éste es un documental inmersivo, ambicioso y refrescante que triunfa porque no se siente manipulado en ningún sentido. Los sentimientos están a flor de piel y la música nos lleva de la mano.

Los tres episodios de The Beatles: Get Back ya están disponibles en Disney Plus.

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autor Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
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