Es común escuchar que un actor o actriz tiene un talento tan grande que es capaz de interpretar cualquier papel. En el caso de Tilda Swinton , esta aseveración se cumple al pie de la letra y así lo ha demostrado en más de 30 años de carrera en la que literalmente la hemos visto en toda clase de personajes.
A continuación las mejores películas de Tilda Swinton.
Okja (Dir. Bong Joon-ho, 2017)
No pasó mucho tiempo para que Tilda Swinton se reencontrara con Bong Joon-ho tras Snowpiercer, esta vez con Okja, nueva cinta de ciencia ficción que aborda temas como el corporativismo y el maltrato animal a partir de la relación entre una joven y su súper cerdo. La actriz da vida a las gemelas Mirando, herederas de una empresa cimentada sobre la amoralidad y la corrupción, siendo Lucy la más explorada de ambas. Una mujer sedienta de poder, plagada de ideas tan contradictorias como absurdas y dispuesta a arrasar con todo aquel que entorpezca su camino, aunque claro, sin sacrificar su elegancia, ni mucho menos su imagen ante la sociedad. Una villana sumamente representativa de su tiempo, cuya construcción se inspiró en la siempre controvertida Ivanka Trump. A pesar de su poderoso mensaje y sus estupendas críticas, no fue considerada en la temporada de premios al ser una de las cintas que comenzaron el debate sobre el rol del streaming en los principales certámenes cinematográficos.
Yo soy el amor (Dir. Luca Guadagnino, 2009)
Diez años después de su primera colaboración en The Protagonists (1999), Tilda Swinton y Luca Guadagnino se reencontraron en Yo soy el amor, primera entrega de la trilogía del deseo sobre una mujer cuyos vacíos emocionales le conducen a un amorío con un amigo y socio de su esposo. Una premisa trillada, pero que alcanza dimensiones pocas veces vistas gracias al talento de la actriz quien, si bien aprendió ruso e italiano sólo para el papel, ofrece sus momentos más brillantes en un silencio absoluto gracias a su capacidad para transmitir una amplia gama de emociones sólo con la mirada. Su labor resalta aún más gracias a la genialidad del cineasta, quien se apoya en los distintos elementos técnicos con sutileza y elegancia para resaltar aún más las sensaciones del personaje central, pero cuidadoso de no opacar la labor de su protagonista. Fue nominada al BAFTA y al Globo de Oro, pero se quedó corta en la carrera por el Oscar.
Julia (Dir. Erick Zonca, 2008)
Tilda Swinton suele ser relacionada con personajes más grandes que la vida misma, como Orlando (Orlando), Eve (Sólo los amantes sobreviven), el Anciano (Doctor Strange) o Madame Blanc (Suspiria), entre muchos otros. Quizá por ello su trabajo en Julia sea tan inusual como sorprendente, pues interpreta a una mujer en caída libre ante un severo problema de alcoholismo, que pretende encontrar la solución en el secuestro de un niño y el posterior chantaje a su abuelo. Sobra decir que sus planes salen mal, lo que sólo intensifica aún más su crisis al llevarla a un punto de no retorno. Más destacado aún es que Julia es una de las pocas películas donde Swinton no funge como una secundaria de lujo, sino como la gran protagonista de la historia, pero que lejos de buscar la simpatía o siquiera la comprensión del público, se limita a capturar con una enorme crudeza el paulatino resquebrajamiento de una mujer que sólo logra caer más bajo cuando pareciera que ya lo ha perdido todo. Pasó desapercibida en el sector comercial, pero tuvo una estupenda recepción en diferentes festivales de todo el mundo.
Orlando (Dir. Sally Potter, 1992)
Si hay una cinta que ha definido la carrera histriónica de Tilda Swinton fue la adaptación a la novela homónima de Virginia Woolf que fuera brillantemente dirigida por Sally Potter. No sólo fue el papel que la impulsó a la fama, sino que su interpretación de un noble ordenado por su reina a mantenerse joven por toda la eternidad hasta su eventual conversión femenina la convirtió en el ejemplo de la androginia, una etiqueta que poco ha tenido que ver con su físico, sino con su capacidad para interpretar un papel dotado de una alta carga sexual fuera de la objetivización, lo que le envolvió en un aire de fascinación y misterio por igual. Desde entonces, títulos tan variados como Constantine (2005), Doctor Strange (2015) y Suspiria (2018) han aprovechado este mismo talento para la construcción de personajes que van más allá del género, pero ninguno con tanta profundidad como Orlando. A más de 25 años de su estreno, la cinta sigue siendo objeto de análisis para la crítica cinematográfica, así como para los especialistas literarios que ven en ella una brillante exploración a la desafiante obra de la escritora británica.
Michael Clayton (Dir. Tony Gilroy, 2007)
Karen Crowder, consejera general de una corporación implicada en la producción de un herbicida cancerígeno, es uno de los personajes más aterrizados en la carrera de Tilda Swinton, así como uno de los más detestables al capturar los crudos intereses del capitalismo. Irónicamente también es uno de los más fascinantes, pues la naturaleza hipnótica de la actriz aunada a su enorme talento histriónico nos hace empatizar con ella sin dejar de odiarla, al dotarle pequeñas dosis de humanidad que en este mundo también pueden ser vistas como una debilidad. Nada de esto la hace ceder ante las presiones, convirtiéndose así en el reflejo perfecto de un sistema que la creó y que defenderá hasta las últimas consecuencias. Le valió el primer y único Premio de la Academia de su carrera hasta ahora, pero su naturaleza altamente realista le ha condenado a ser una de sus interpretaciones menos celebradas por el público.
Sólo los amantes sobreviven (Dir. Jim Jarmusch, 2013)
Quizá el vampiro sea el hijo de la noche por excelencia, pero esto no significa que sea un simple monstruo, sino un obscuro reflejo del deseo humano por alcanzar la inmortalidad a cualquier precio. Un mito que ha evolucionado con el paso del tiempo y que alcanzó uno de sus puntos altos con Sólo los amantes sobreviven, donde Tilda Swinton y Tom Hiddleston encarnan con destreza una pareja vampírica con varios siglos de vida, lo que no les exime de los problemas más humanos como el desencanto por una vida cada vez más vacía y las preocupaciones por mantener una dieta sana en un mundo contaminado. Pero la vida eterna también tiene su lado amable, como la posibilidad de preservar la capacidad de asombro ante la continua evolución del hombre, el eterno respeto por las hazañas del pasado y la posibilidad de vivir un amor tan intenso que es capaz de sobrevivir a todo, incluso los estragos del tiempo. Sin grandes reconocimientos durante la temporada de premios, alcanzó el culto inmediato y representó una bocanada para los aficionados vampíricos, quienes temían por el futuro cinematográfico de estos seres tras el entonces reciente fenómeno de Crepúsculo.
Snowpiercer (Dir. Bong Joon-ho, 2013)
Bong Joon-ho debutó en el cine angloparlante con una de las distopías más destacadas de los últimos tiempos, con un mundo colapsado por el cambio climático y los únicos sobrevivientes condenados a deambular sin fin en un tren regido por un riguroso sistema de clases sociales. Es así como conocemos a la ministra Mason, cuya autoridad y cercanía con el creador/gobernante Wilford le lleva a considerarse a sí misma la máxima autoridad en el transporte, imponiéndose con brutalidad a todo aquel que siquiera piense en desafiarla. El personaje fue concebido originalmente para que fuera interpretado por un hombre, pero el interés de Swinton fue motivo suficiente para que el cineasta lo reajustara en beneficio de la actriz. Atinada decisión, pues sólo necesitó unos cuantos minutos en pantalla para convertirse en la interpretación más destacada de todo el filme, una misión nada sencilla si consideramos que comparte créditos con talentos como John Hurt, Ed Harris, Octavia Spencer y Kang ho-Song.
Suspiria (Dir. Luca Guadagnino, 2018)
Hacer un remake nunca es sencillo, especialmente cuando se trata de una de las cintas más representativas de su género, pero todo se facilita cuando se cuenta con el respaldo de grandes actores. Tal fue el caso de Tilda Swinton con Suspiria, cuyo talento le permite interpretar dos papeles radicalmente opuestos, pero igual de trascendentes. El primero es Madame Blanc, maestra de la academia/aquelarre que parte como antagonista, pero evoluciona hasta convertirse en la segunda madre de la institución; el segundo es Josef Klemperer, un viejo psiquiatra atormentado por la memoria histórica y cuya paz dependerá exclusivamente de la mujer. Una de las cintas de terror más memorables de los últimos años, que lejos de buscar el viejo jump scare, se inclina por una poderosa carga simbólica que la pone a la par de otros grandes exponentes contemporáneos del género como La bruja (2015), El legado del diablo (2018) y Midsommar (2019). Ignorada en la temporada de premios, pero destinada al culto.
A Bigger Splash (Dir. Luca Guadagnino, 2015)
Tilda Swinton es una de las pocas actrices que puede presumir de ser capaz de expresar toda clase de emociones en silencio con la misma intensidad que si estuviera hablando. Una cualidad que le fue de gran ayuda en A Bigger Splash, su tercera colaboración con Luca Guadagnino y donde interpreta a una cantante de rock incapaz de emplear su voz tras ser operada de las cuerdas vocales y que deberá mantener el silencio aun cuando la abrupta llegada de un viejo amante interrumpe su tranquilidad. Un personaje construido sobre dualidades impensables que resultarían sumamente desafiantes para cualquier histrión, pero que Tilda Swinton resuelve con gran naturalidad, al grado que lejos de presentar una víctima muda, construye una mujer que toma control de la situación sin necesidad de decir palabra, lo que resulta en una de las interpretaciones más hipnóticas de toda su carrera.
Tenemos que hablar de Kevin (Dir. Lynne Ramsay, 2011)
Adaptación de la novela homónima de Lionel Shriver que aborda las sensaciones de una madre ante un hijo con el que no se siente identificada y el sentimiento de culpa cuando este comete una sangrienta acción que cambiará la vida de ambos para siempre. La dupla estelar integrada por Tilda Swinton y Ezra Miller, en el rol que lo impulsó a la fama, es brutal pues sus respectivos talentos les permiten capturar con efectividad los momentos más tensos de la relación madre/hijo, así como una redención que llega demasiado tarde. Hay quienes han criticado al filme por centrarse en la fémina y minimizar la presencia del conflictuado joven, traicionando así su propio título. Más allá de que el texto original sigue esta misma línea, todo es parte de una cruda ironía que pretende reflejar la incapacidad de la sociedad estadounidense por hablar de la violencia suscitada desde temprana edad, una fatídica decisión que sólo les condena a pagar las consecuencias cuando ya es demasiado tarde. La actriz fue nominada al Premio de la Academia por su destacada labor.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.