Cada 15 de mayo tienen el día del maestro, pero lo cierto es que la gran mayoría de nosotros les tuvimos que ver la cara por más de un simple día y pasar con ellos mucho más de la mitad del año. Básicamente los maestros son el primer contacto con adultos fuera de familiares y eso los hace siempre especiales.
Es por ello que el cine ha retratado algunos de los mejores profesores que podemos llegar a ver en las escuelas, ya sea desde los rebeldes que nos enseñan a ir en contra del sistema hasta los más nobles y verdaderos panes de dios que nos hacen sentir mal si de plano no entregamos la tarea.
¿Qué maestro de escuela del cine nos faltó en esta lista del día del maestro?
John Keating en La sociedad de los poetas muertos (Dir. Peter Weir)
"Oh Captain! My Captain!" y "Carpe Diem" son frases que han quedado grabadas en la memoria de generaciones enteras para quienes la figura del mítico profesor de literatura John Keating es tan vívida como la de algunos maestros de carne y hueso. Tal rol, dicho sea de paso, fue ofrecido a Bill Murray y Dustin Hoffman antes de recaer en el todavía semi desconocido Robin Williams, quien desempeñaría una interpretación memorable. El guión de Tom Schulman revela los ilimitados alcances a los que la amistad, el amor y la poesía pueden aspirar solamente una vez en la vida: cuando se tiene 15 años.
Dewy Finn en Escuela de rock (Dir. Richard Linklater)
Para muchos esta cinta logró renovar por completo el gastado concepto del maestro dedicado y bonachón que logra transformar la conciencia de sus alumnos. Cierto o no, Linklater echó mano de esos mismos clichés, les dio una pequeña vuelta de tuerca y obtuvo como resultado una de las películas más divertidas del nuevo siglo, aclamada por igual entre público y crítica. Fue escrita ex profeso para Jack Black –imposible imaginar a otro en el papel de Dewey Finn–, vividor y músico fracasado que encuentra en la enseñanza del rock a pubertos el sentido de la vida. ¡Cuántos habríamos dado lo que fuera por tener un maestro así!
Glenn Holland en Mr. Holland’s Opus (Dir. Stephen Herek)
Una de las contadas cintas del género que surge por entero de la pluma de la ficción. Aun así, es un documento increíblemente efectista que garantiza mucha lágrima y harto suspiro. La culpa es de un tal Glenn Holland –Richard Dreyfuss en plena forma–, compositor que se pone a dar clases de música en una prepamientras compone su gran obra, sin sospechar que acabaría entregando treinta años de su vida a alumnos que van cambiando de rostro. Por demás, la secuencia en que versiona Beautiful Boy, de John Lennon, y que se ubica hacia mitad de la película, es como para que a uno se le apachurre el alma.
Annie Sullivan en Ana de los Milagros (Dir. Arthur Penn)
A diferencia de los casos presentados hasta ahora, el de Annie Sullivan –interpretado magistralmente por Anne Bancroft, quien ganaría el Oscar por Mejor actriz– no responde al del docente que pretende compartir su sabiduría a un manojo de adolescentes cubiertos de acné y de dudas: su alumna es una sola, una niña sorda y ciega (Helen Keller, encarnada por Patty Duke, quien también se haría de la estatuilla por Mejor actriz de reparto) que logrará salir de su infierno para restablecer contacto con el mundo gracias al amor y la paciencia brindados. La cinta toma como referencia los escritos de la propia Keller.
LouAnne Johnson en Mentes peligrosas (Dir. John N. Smith)
Filme basado en la autobiografía de LouAnne Johnson, ex marine que halla un nuevo campo de batalla nada más llegar a la Parkmont High School, conformada por chicos provenientes de los peores barrios de Palo Alto, California. Aunque en un principio es tildada de blandengue, la nueva maestra se aferra a métodos propios –entre ellos la lectura de letras de Bob Dylan– hasta conseguir el respeto y el afecto de los problemáticos miembros de su clase. Michelle Pfeiffer da vida a tan espectacular tutora, digna de merecer algo más que el rap de Coolio que encabezaba el soundtrack de la cinta y que en los noventa se escuchó hasta el hartazgo.
E. R. Braithwait en Al maestro con cariño (Dir. James Clavell)
Adaptación fílmica de la novela autobiográfica de E. R. Braithwaite –interpretado impecablemente por Sidney Poitier–, hombre de color al que el destino le tenía reservado un pizarrón en una escuela londinense durante el apogeo de los swinging sixties . Aunque no faltan evidentes elementos de tipo racial, el guión se esfuerza por darle más peso a la tensión que surge cuando la prestancia y paciencia de Thackeray (Poitier) son confrontadas al cinismo cockney y pendenciero de sus pupilos. El resultado es un clásico del género y una hermosa canción del mismo título que fue número uno en Inglaterra.
Clément Mathieu en Los coristas (Dir. Christophe Barratier)
Sí, probablemente en esta historia todos los alumnos parecen salidos del cuento más cursi de Edmundo de Amicis y sí, el conjunto de la obra acaso pudiera considerarse un ejemplo de lo que pasa cuando los franceses juegan al futbol Hollywood, pero aún así funciona. ¿La razón? Ya por la voz angelical de los niños cantantes, ya a partir de la máscara de perdedor que lleva en todo momento el profe Clément Mathieu (¿quién no ha tenido en la vida un maestro tan pero tan bueno que todo dios se aprovecha de él?), la cinta es capaz de enternecer hasta a un dictador de la vieja guardia –y de la nueva también-.
Don Gregorio en La lengua de las mariposas (Dir. José Luis Cuerda)
El finado e inolvidable Fernando Fernán Gómez da aquí vida a don Gregorio, enternecedor maestro del tipo abuelito que enseñará a Moncho (Manuel Lozano) y a sus compañeritos algunos de los secretos que esconde la naturaleza. Esta arrebatadora cinta, cuyo final quizá sea el más chocante e impactante que se pueda ver en una película española de los últimos tiempos, ganó un Goya por Mejor guión adaptado (se inspira en un libro de Manuel Rivas) y, como dato curioso, se halla vestida con música original compuesta por un Alejandro Amenábar pre- Los otros .
Jaime Escalante en Con ganas de triunfar (Dir. Ramón Menéndez)
Nunca antes el chicano power cinematográfico se había alejado del cliché de la violencia de barrio de una manera tan efectiva. Mucho de ello se debe, claro, a que esta historia –huelga decirlo, basada en hechos reales– nos muestra la otra cara de los inmigrantes latinoamericanos de segunda y tercera generación, todos ellos jóvenes con ansias de superarse e integrarse a la sociedad norteamericana, pero también al extraordinario papel que Edward James Olmos realiza como Jaime Escalante, acaso el mejor maestro de matemáticas de la historia del cine. Su mejor frase: “ Basic math is too easy for you, burros! ”.
Erin Gruwell en Escritores de la libertad (Dir. Richard LaGravenese)
Contrario al eficiente desplegado de inteligencia fría y racional que Johnson (Pfeiffer) ejerce para meterse al bolsillo a sus alumnos, los esfuerzos de la docente Erin Gruwell (Hilary Swank) penden de una obstinación sumamente frágil y emocional a la que se suma una ñoñez de antología. Con el tiempo, sin embargo, tan amorosa obsesión termina por conquistar a su clase –conformada por entero, cómo no, por adolescentes marginados–, llegando al punto de convencerlos de exorcizar su ira y dolor mediante la escritura de diarios personales. La cinta se basa en las vivencias experimentadas por la Gruwell real, a quien podemos ver en el último fotograma.
Carlos Jesús González Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.