Tres de adolescentes

Ni idea, de Amy Heckerling, en papel de autora total tomando como inspiración la Emma de Jane Austen, incorpora de manera inmejorable el argot de los chicos riquillos de Beverly Hills y Bel-Air al sarcástico guión de la película. Lo hace con naturalidad y con conocimiento de causa por lo que los diálogos se sienten fluidos, con movimiento y a más de 13 años de su estreno la película se siente más fresca que nunca, aunque retrate otra era. Un clásico moderno.

Juno de Jason Reitman, sobre un guión original de Diablo Cody, incorpora o cree incorporar el argot de los chicos clasemedieros suburbanos al sobretrabajado guión de la película. Lo hace sin naturalidad y sin conocimiento de causa por lo que los diálogos se sienten como  pesados y anti-naturales grumos. Tales grumos de palabras y frases seudoingeniosas no están supeditados a fines expresivos dentro de la ficción sino al lucimiento personal y egomaníaco de la guionista. A casi 1 año de su estreno, es algo que preferimos no volver a ver nunca.

Y finalmente Chicas pesadas de Mark Waters, sobre un guión adaptado de Tina Fey basado en el libro Queen Bees and Wannabes de Rosalind Wiseman, se las arregla para transformar lo literario en cinemático, las palabras en formidables imágenes en movimiento. Es cierto que el resultado dista mucho del mundo real, mucho más que las otras dos cintas aquí apuntadas, pero el guión de Tina Fey se las arregla para efectuar un acto magistral de malabarismo: nunca abandona la sátira cruel y despiada, ese tono ojete que le ha dado el sello distintivo a la película, y al mismo tiempo es un derroche de ingenio cómico-literario y humanismo hasta derivar en lo conmovedor genuino. Una obra maestra.

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Staff Cine PREMIERE Este texto fue ideado, creado y desarrollado al mismo tiempo por un equipo de expertos trabajando en armonía. Todos juntos. Una letra cada uno.