Tuya, mía… Te la apuesto – Crítica

Para muchos aficionados del balompié los partidos de la Selección Mexicana son inmaculados, un acto casi religioso, más aún cuando el Tri se juega su pase a la Copa del Mundo. Mariano Cárdenas (Adrián Uribe) es uno de ellos, pero algo lo distingue de sus pares. Está convencido de que cuando ve al combinado nacional en el Estadio Azteca éste es invencible y los once guerreros nunca pierden. Orgulloso de su don y aferrado a su infalibilidad, apuesta todo lo que tiene en un partido contra Estados Unidos, poniendo en riesgo hasta su matrimonio con Luz Dary (Julieth Restrepo) y su vida familiar en Tuya, mía… te la apuesto.

Otras cintas futboleras como Espíritu de triunfo, Atlético San Pancho o Juego de héroes han contado con cameos de jugadores, como Daniel Ludueña, Oswaldo Sánchez o Pelé en la primera; Alex Aguinaga, Nicolás Navarro o Sergio Almaguer en la segunda; o Andrés Chitiva en la tercera. Sin embargo, este filme no echa mano de semejante recurso para añadirle atractivo a su trama. Únicamente cuenta con la aparición vocal de Enrique “El Perro” Bermúdez como el narrador del encuentro, quien recurre a sus emblemáticas frases (“Donde las arañas tejen su nido” o “Tuya, mía, te la presto”, por mencionar un par) para sazonar con sal y pimienta una historia que se desenvuelve primordialmente fuera de las canchas.

Originalmente llamada La pena máxima en alusión al cobro de un penal, ésta es la ópera prima de Rodrigo Triana, quien previamente desarrolló su carrera en la televisión. Esta experiencia se ve reflejada en el aparatoso tono del filme –más cercano a las exageraciones televisivas que al refinamiento cinematográfico–. Estos percances se vislumbran tanto en el montaje como en el guion, carente de personajes entrañables y cuyo protagonista está mal esbozado, pues además de ser frustrante, no se comprende su errático e inmaduro actuar.

Tuya, mía… te la apuesto parece ser más bien un artilugio mercadológico para embaucar a los cinéfilos con fiebre mundialista y hacerlos invertir en el boleto del cine –cuando ya están gastando bastante en el álbum del Mundial y sus sobres de estampitas–, pero muy probablemente saldrán decepcionados ante la repetición de los obstáculos hallados por Mariano Cárdenas y su hermano (Carlos Manuel Vesga), la puerilidad del protagonista y el desaprovechamiento de la temática pambolera. Por alguna extraña razón, los títulos fílmicos de este estilo producidos en el país no han conseguido desarrollar guiones a la altura.

Esparcidos por ahí, hay pequeños comentarios sobre la vida godín, el estancamiento burocrático, y las complejidades de la vida “clasemediera” –como lo difícil que es hacerse de un patrimonio en estos tiempos–, y la necesidad de los mexicanos por ganar mediante el camino fácil, pero se enfatizan las consecuencias de los actos derivados de un egoísmo recalcitrante. En ese sentido, es fiel a la escuela televisiva nacional, donde los actos malos eventualmente se castigan de una u otra forma.

Si bien cuenta con actores reconocidos como Tere Monroy, José Sefami, Mary Paz Mata, Restrepo y el mismo Uribe, quienes hacen un buen trabajo en términos de tono e integración coral, el problema con la cinta es la historia que busca contar, tan monótona como los partidos de la Selección de Juan Carlos Osorio.

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Mabel Salinas No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!