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Columnas

Un dí­a de sorpresas… y el misterio continúa

09-10-2008, 7:26:42 PM Por:
Un dí­a de sorpresas… y el misterio continúa

Mi entrevista con Fernando Eimbcke y el extraño retorno de mis pertenencias robadas...

Mi día no empezó de la manera más afortunada, ya que, a causa del incidente de la noche anterior, dormí un total de tres horas. Sin embargo, me deparaba algo emocionante: una entrevista exclusiva con el director de Lake Tahoe, Fernando Eimbcke. Fue una buena forma de comenzar el día, ya que además de ser un director y escritor muy talentoso, es una gran persona. Tristemente no pude sacarme una foto con él, ya que mi cámara está en manos de algún ser indecente que deambula por estos pasillos. Total que me fui a la salsa de prensa a reportar mi gafete robado, para que, en caso de que alguien hiciese uso inapropiado del mismo lo agarraran por malito ladrón, esencialmente. Entonces, Rosalba, una de las muy amables organizadoras, me permitió el acceso a la sala para la función de prensa de Bajo la sal. Y aquí vino otra de las agradables sorpresas (aunque ni tanto porque de ésta sí tenía expectativas y eran altas). Fui gratamente complacida por la cinta, cuya producción está perfectamente cuidada y, a falta de una mejor manera de expresarlo, muy bien hecha.

 Al salir de dicha función, uno de tantos compañeros periodistas me detuvo y me dijo: “Oye, encontré tu gafete y unos papeles en el pasillo afuera de mi cuarto y los dejé en la recepción del hotel”. Yo sentí un profundo alivio y extrañamiento a la vez. ¿Seguirían apareciendo el resto de mis cosas por todos los pasillos del hotel? Sin embargo, decidí agradecer a mi buen karma e ir a recoger mis cosas para continuar mi travesía por el festival. La señorita de la taquilla se apiadó de mi situación al darme boletos para las funciones, aunque la hora para pedirlos ya había pasado. Poco a poco todo cayó en su lugar y sólo me perdí una de las funciones que tenía planeadas para el día de hoy. Así que, de lo perdido lo encontrado, muy literalmente. Saldo: menos una bolsa, un catálogo de películas, una chamarra, una cámara, muchas entrevistas anotadas en una libreta y unos cuantos cientos de pesos. Las ventajas: $250 pesos ahorrados en la reposición de mi gafete, horas de tiempo invertidas en hacer mi detallado calendario, tarjetas, credenciales y demás contenido de cartera a salvo, al igual que lentes obscuros y pastillas y mi celular, que por fortuna siempre estuvo en la bolsa de mi pantalón. Con todo, este día fue bueno… misterioso, pero bueno.

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