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Cine

Una foto antes de morir – Crítica

15-06-2019, 11:05:49 AM Por:
Una foto antes de morir – Crítica

Hay películas de terror y películas horrorosas. Ésta cabe en la segunda categoría. Y es que es, de verdad, horrorosa en su manufactura, su propuesta estética y sus actuaciones.

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El argumento de Una foto antes de morir, escrito por Viktor Bondaryuk, es de librito: un grupo de amigos perdido en un bosque tenebroso y solitario, que ha sufrido un accidente y busca ayuda, acaba por dispersarse justo cuando cae la noche. Unos encuentran una cabaña que en primera instancia parece abandonada pero pronto se dan cuenta de que no es así. Una pareja se queda en el auto, en el que se ha estrellado un alce que ha herido a la chica. Otro se va a buscar a la policía.

Como resulta evidente, en la cabaña dos parejas encuentran un objeto que será la perdición del grupo, en este caso una vieja cámara fotográfica que tiene la propiedad de retratar y al mismo tiempo condenar en un futuro inmediato al sujeto parado frente al objetivo. Un experimento que, nos enteraremos, ha sido elaborado durante los años ochenta y ha sido robado por un científico que es asesinado por un expresidiario y que, suponemos, es la presencia que uno de los amigos ve en el bosque antes de la separación.

Todo es tan obvio que desde el principio se sabe que quien está detrás de todo debe ser un psicópata vengativo que busca víctimas continuamente como lo ejemplifica una pared con fotos pegadas que se encuentra tras una puerta cerrada.

Los amigos irán cayendo frente a la lente de esta cámara instantánea víctimas más bien de su propio miedo que los hace salir huyendo despavoridos. Pero cada muerte, cada gesto, cada movimiento de cámara está hecho tan puerilmente que provoca risa involuntaria. Así, las escenas, que deberían ser de horror, terminan por ser horribles. Y eso le pasa a la película en su totalidad.

Las actuaciones no tienen nada de dramatismo. Y si a eso sumamos el doblaje al inglés, la cuestión empeora. Desconozco si en su idioma original las voces y los gritos tienen las mismas inflexiones exageradísimas, pero por lo menos en cuanto al doblaje es una pena. Y si a eso además sumamos el inverosímil ardid cientificista de la creación de este aparato malévolo que acierta en sus predicciones letalmente macabras, pues todo va a peor.
Y si a eso sumamos asimismo la vuelta de tuerca sobre quién ayuda al psicópata vengativo, pues se pone más horrible.

Lo que salva a este intento de slasher movie es el final, que tiene una ironía desbordante, un verdadero giro que, ese sí, tiene un humor corrosivo hecho a propósito, y no es de involuntaria risa loca como el resto de Una foto antes de morir. El género de terror necesita más de esas inyecciones de vitalidad como las de Jordan Peele y menos de estas muestras que parecen en deuda con el cine de René Cardona.

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autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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