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Cine

Una mujer fantástica – Crítica

02-03-2018, 9:39:09 AM Por:
Una mujer fantástica – Crítica

Sebastián Lelio desglosa una temática desafiante para una sociedad conservadora: denuncia la injusticia que sufre una mujer transexual al tratar de vivir su duelo.

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Una mujer canta en un hotel, trabaja como mesera en un restaurante y celebra su cumpleaños con su novio. Su vida parece tranquila y convencional, ¿no? ¿Pero qué pasa cuando esa misma chica, Marina, es transexual y anda con un hombre mayor que casi le dobla la edad? Todo cambia. La sociedad no es igual de complaciente ni indiferente, más bien dejan al descubierto su ignorancia, incomprensión, crueldad y prejuicios, los cuales el director chileno Sebastián Lelio explora en Una mujer fantástica, su quinto largometraje al “volante”.

Tal como en su obra pasada, Gloria, el cineasta indaga en torno a la soledad femenina. En el caso de aquella película de 2013, se debía a causa de la edad de la protagonista; en el de Marina, es una consecuencia directa de la violencia de género y marginación padecidas por su físico, tildado de “anormal”. Nuestra protagonista es una heroína moderna, pues ante la agresión opta por la elegancia del pacifismo; una y otra vez permanece estática ante sus atacantes, procura mantener sus estribos frescos y maneja la situación con la diplomacia propia de una dama. Lelio nos dice mucho de su protagonista a partir de esta aparente inacción, pues la manera como opta por manejar la crisis y los ataques –a veces intencionales a veces sin intención– dicen mucho de ella como ser humano.

Sin embargo, el conflicto la persigue una y otra vez tras del repentino fallecimiento de su novio. No sólo la familia la señala como posible responsable, la policía y hasta los médicos alzan cuestionamientos claramente ligados a su apariencia. Una vez establecido el problema, Lelio desglosa una temática desafiante para una sociedad conservadora: denuncia la injusticia alrededor de una mujer a la cual le niegan su derecho humano a despedirse de una persona amada, se atenta contra su duelo por la sensible situación en la que surgió su relación con el novio fallecido –la familia tiene motivos para estar molesta–, pero su hostilidad se acrecienta por la transexualidad de Marina. A través de lo que se dice abiertamente y lo que se sugiere, el cineasta pone una lupa sobre el abuso sufrido por mujeres transexuales, en buena medida por la incomodidad e ignorancia que nos ciegan como sociedad.

Una mujer fantástica consigue todo lo anterior mediante una maestría melancólica gracias a la interpretación de la actriz y cantante transexual Daniela Vega, quien lucha por hacer valer su dignidad con admirable estoicismo, hasta que es suficiente… Muy probablemente debido a este balanceado equilibrio, la cinta obtuvo el reconocimiento a Mejor guion en la Berlinale, el Goya a Mejor película iberoamericana –categoría donde superó a la mexicana Tempestad, de Tatiana Huezo–, y es una de las cinco nominadas al Oscar como Mejor película en lengua extranjera, donde tiene altas posibilidades de coronarse como ganadora.

Se trata de una arriesgada apuesta para combatir los anacronismos culturales donde roles trans son interpretados por actores o actrices caracterizados como ocurrió en Transparent o en Un corazón normal. Pese a estos loables esfuerzos, existe un tenue reduccionismo en torno a la protagonista, pues buena parte de quien es se ata al hecho de ser transexual y, aunque es crucial, nos impide conocer todo lo que hay en ella por explorar.

No obstante, es importante que películas como ésta o el reciente documental mexicano Made in Bangkok retomen el tópico, ayuden a romper brechas, tabúes y a hacernos empatizar con estas mujeres y hombres, con sus odiseas –internas o externas–, pues a fin de cuentas tanto ellos como nosotros somos personas en busca de un poquito de amor y aceptación.

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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