El expreso del miedo – Crítica

Bong Joon-ho ha logrado una muy cuidada filmografía, desde la poco explorada Memories of Murder, pasando por el drama oscuro de Mother hasta la más popular de sus obras: El huésped. Con la película de El expreso del miedo consigue algo que pocos directores importados a Hollywood alcanzan: que su estilo permanezca fiel a pesar del cambio en el idioma y el número de estrellas que en esta producción participan.

En el aparato actoral no existe ninguna queja, cada quien logra un performance que cumple con las exigencias de su papel, Octavia Spencer, Jamie Bell, Tilda Swinton (excelente), Song Kang-ho, y Chris Evans en el que es hasta ahora uno de sus mejores papeles, haciéndonos olvidar por completo su paso por el cine de superhéroes como Capitán América. 

La trama, para dejarla lo más sencilla posible es: el mundo ha colapsado bajo un manto de temperaturas incapaces de hacer que viva la gente en él; los sobrevivientes sólo van en un tren que da la vuelta al mundo cada cierto tiempo y, como ha mostrado la humanidad en su historia, las clases sociales están «perfectamente» divididas: los pobres van hasta atrás mientras que los ricos van adelante. Chris Evans entonces se convierte en el líder para llevar igualdad a todos.

Bong logra un sencillo pero brutal ejercicio fílmico que se refleja desde el primer minuto: el camino de nuestro protagonista hacia el frente del tren, le va obligando a tomar decisiones minuto a minuto y que se ven reflejadas en el encuadre de la película, la derecha –el principio del tren– vs la izquierda –la cola del mismo–. Su humanidad y lucha por la igualdad, representada perfectamente por la izquierda, se contrapone frente al frío y despiadado mundo clasista de derecha.

El universo creado para la película de El expreso del miedo, a pesar de situarse completamente sobre un tren, es sumamente completo. Estamos así con las historias del mundo antes del apocalipsis, lo que sucede a los que se rebelan, el funcionamiento de cada vagón en el tren y hasta la actividad de cada persona y cómo cada uno es una pieza fundamental en el devenir de la maquinaria. 

Por su parte, el diseño de vestuario y producción entregan el nivel de detalle que permite el género de la ciencia-ficción, pero a su vez es mucho más disfrutable sin la distracción de naves espaciales, pistolas láser o rebuscados efectos visuales. Aquí, mucho de lo que se ve en pantalla es efecto práctico o iluminación sumamente cuidada.

No hay que dejarse engañar, el mensaje de Bong puede parecer muy literal: pobres vs ricos, fin. Pero en realidad estamos ante una de esas joyas de ciencia-ficción universales (está basada en la novela gráfica francesa Le Transperceneige) con un sinfín de posibilidades para analizar, y que abrirá la conversación al terminar la proyección. 

Al final, a lo largo de la película el personaje de Chris Evans se enfrenta ante una de las actividades que todo mundo tenemos día a día y que siempre lleva un sólo motivo: decisiones que nos harán seguir avanzando para llegar al final de la jornada, al final del día, al final del tren.

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Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.