Deadpool 2 – Crítica

Desde sus primeros avances y hasta sus últimos pósters, Deadpool 2 ha mostrado que pretende seguir la regla dorada de las secuelas hollywoodenses en toda la extensión de la palabra: lo mismo que vimos en la primera parte… pero al doble. Esto no quiere decir que sea e-x-a-c-t-a-m-e-n-t-e la misma historia (o que Wade Wilson tenga los mismos problemas), sino que la cinta cuenta con un mayor presupuesto, más personajes, más acción y más chistes referenciales.

Deadpool sigue trabajando por su cuenta, sin hacer equipo con nadie, mientras que la única ayuda que recibe es del fiel taxista Dopinder. Pero diversas situaciones hacen que las cosas se vayan al carajo y Wade Wilson se siente obligado a formar un grupo de superhéroes para enfrentarse al terrible Cable (Josh Brolin).

De los mismos escritores de Zombieland y otras películas no tan memorables como G.I. Joe Contraataque y Life –además de la colaboración del mismo Ryan Reynolds en el guion–, Deadpool 2 se desenvuelve perfectamente en el subgénero de la comedia de acción. Por supuesto, no podríamos dejar de lado al director David Leitch, cuyo hábil manejo de la acción ya había comprobado en Atómica y aquella vez en que mató al perrito de John Wick.

En Deadpool 2 tenemos una mayor presencia tanto de la mansión X, como de viejos conocidos como Coloso y Negasonic Teenage Warhead –aunque ésta última tiene menos participación que el primer mutante–. Entre los nuevos integrantes, hay tres que valdría la pena destacar: Domino (Zazie Beetz); el ya mencionado Cable (interpretado por Josh Brolin, quien con ésta y Avengers Infinity War está dominando la taquilla) y Julian Dennison como Russell, un actor a quien muchos reconocerán por Hunt for the Wilderpeople de Taika Waiti.

Además de la necesidad de Deadpool por hacer un equipo, el personaje demuestra una mayor profundidad y logra convertirse en un mercenario más humano (aunque suene difícil de creer). Aun así, ninguna de estas nuevas dimensiones le han quitado lo valemadrista.

La comedia en Deadpool 2 es muy rápida y en gran medida están dirigidas hacia el mundo de los cómics. Sin embargo, también existen bromas sobre la televisión, la música, la política y, como siempre, ahí está el bullying de Reynolds hacia su adorada Canadá. Por el lado de la comedia física, mientras hay grandes gags que implican la seguridad del pobre cuerpo de Deadpool, otros son demasiado básicos y del estilo: «atropellemos a un personaje». Es decir: no todos los chistes (sean en diálogos o en acciones físicas) logran funcionar del todo.

A pesar de la desigualdad en el control de calidad de sus efectos visuales la película goza de un segundo acto hilarante, totalmente en el espíritu de Deadpool, y con un manejo de la acción que hace que valga la pena el boleto de entrada.

Tras la épica producción y amenaza universal que vimos en Avengers Infinity War, Deadpool 2 nos regresa los pies a la Tierra nos entrega una trama mucho más sencilla que recuerdaa otras historias de sci-fi como Looper de Rian Johnson o Terminator 2 de James Cameron. Tantas son las similitudes entre aquellas dos películas y ésta, que resulta irónico que el Bocón no haga absolutamente ningún chiste al respecto

Recientemente –y en entrevistas que tuvimos con él–, Ryan Reynolds señaló que no le vería el caso a hacer Deadpool 3. Para él lo más lógico sería continuar con X-Force y, al ver la película, su posición es totalmente entendible. La historia de Wade Wilson, si quiere sobrevivir, tendría que avanzar de la mano de un equipo, pues los chistes y guiños ya están peligrosamente cerca a sentirse gastados, reciclados y una tercera parte en solitario podría fácilmente quedarse sin ese «punch» que lo ha hecho tan especial. Citando al propio Wilson en el trailer de Deadpool 2: “Cumple las expectativas y las supera. Dos películas y ya”.

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Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.