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Cine

El gran asalto – Crítica

13-12-2018, 3:21:01 PM Por:
El gran asalto – Crítica

El gran asalto es una película armada a punta de situaciones inverosímiles con un Nicolas Cage en "modo automático".

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Nicolas Cage ha estado muy activo últimamente, haciendo lo mismo personajes bastante aceptables, como el caso de Red Miller en la cinta de horror Mandy (que estuvo programada en el Festival Mórbido), o tan insustanciales como el policía Mike Chandler, el personaje que interpreta en El gran asalto, una película en la que prendió el piloto automático para ponerse a la altura de esta rudimentaria historia de acción basada en un hecho real ocurrido a finales de los años 90 en Hollywood, cuando dos tipos asaltaron un banco y mataron a 12 policías en su intentona de escape.

Acá los rufianes no se conocieron en el gimnasio, sino que son parte de un equipo de mercenarios de orígenes diversos que opera en Afganistán. Cuando uno de sus clientes está a punto de escapar sin pagarles, los cuatro matones (Ori Pfeffer, Sean James, Michael Bellisario y Weston Cage, el hijo de Nicolas) lo acorralan y se enteran que ha depositado su pago en un banco de Estados Unidos al que, evidentemente, se dirigirán.

el gran asalto

Llegarán a Chesterford, donde trabaja Mike, quien acaba de sufrir la muerte de su esposa a causa de cáncer. Su compañero es Steve MacAvoy (Dwayne Cameron), su yerno, quien se acaba de enterar que será papá. Con ellos va Kenny (Michael Rainey Jr.), un muchachito a quien tienen la encomienda de meter un susto por pelear a pesar de que simplemente se defendía.

La película de York Alec Shackleton, con guion de él mismo y John Rebus, pone así una serie de elementos para acentuar los efectos dramáticos de la historia, pues estos patrulleros serán los primeros en responder al llamado por la cercanía en la que casualmente se encuentran. Aquí es donde empiezan los grandes problemas de El gran asalto, armada a punta de situaciones inverosímiles.

Para empezar, la justificación por la cual los maleantes eligen la sucursal a la que llegan es un misterio, lo mismo que la razón por la que empiezan a hacer una masacre si, de acuerdo al antecedente de que son mercenarios a sueldo habituados a ejecutar misiones letales con absoluta discreción o con una efectiva y violenta respuesta, eso implica que los rodeen cada vez más policías. Y los cuatro mercenarios los enfrentan con crueldad. Sin embargo, el planteamiento dramático solo está en el guion, porque en las escenas ninguna de las muertes tiene tantito de emoción ni relevancia. Es como si fueran un simple elemento accesorio.

Además, Shackleton hace un recuento de clichés del cine de acción mas rudimentario que uno pueda imaginar. Es como si hubiese tenido una lista que iba palomeando hasta completar un metraje que, afortunadamente, es corto y al que le faltan emociones e imaginación. Los diálogos, para rematar, casi convierten el filme en una comedia. Involuntaria, lo cual es tal vez lo peor porque uno esperaría un entretenido vehículo de acción en vez de tropezarse con situaciones que en vez de emocionar nos hacen reír.

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autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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