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El único y gran Iván – Crítica de la película de Disney Plus

22-01-2021, 1:58:39 PM Por:
El único y gran Iván – Crítica de la película de Disney Plus

Una impecable fusión de animación digital y live-action que la pandemia alejó de la pantalla grande y destinó al streaming.

Cine PREMIERE: 3.5
Usuarios: 4.5
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«El único y gran Iván», como lo anuncia una valla publicitaria en la homónima película, es el enorme gorila estelar de un espectáculo circense llevado a cabo permanentemente dentro de un centro comercial. Para consumar cada show, aquél sube siempre a la parte más alta de su jaula, tras bambalinas, donde queda a la vista de los espectadores cobijados por una tradicional carpa cónica, quienes se estremecen con su feroz rugido. Así es el día a día del célebre simio, quien parece satisfecho con su rutinario estilo de vida hasta que el arribo de una pequeña elefanta pone su mundo de cabeza. Por un lado, la paquidermo de nombre Ruby amenaza con robarle protagonismo ante el público. Pero, en realidad, la mayor sacudida que ella provoca en Iván es anticipada por una pregunta sin respuesta previsible: «¿Alguna vez seremos libres?».

Un año después del remake Dumbo, Walt Disney Pictures abordó de nueva cuenta el no siempre jovial mundo del circo, pero ahora prescindió del estilo extravagante —cada vez más difuso— de Tim Burton para circunscribirse al drama íntimo enarbolado por la directora Thea Sharrock (Yo antes de ti), aunque sin extraviar el toque fantástico tan propio de la Casa del Ratón. En ese sentido, El único y gran Iván es una película mayormente parsimoniosa donde los animales (creados con afinada animación digital) hablan y gesticulan como humanos, además de exhibir una consciencia afín que les posibilita relatar su pasado, comentar su presente y cuestionar su futuro. Por supuesto esta humanización no es algo revolucionario, mas conviene decir que el reciente estreno de Disney Plus Latinoamérica sabe aprovecharla a través de una historia sencilla pero conmovedora.

Aquí, los animales aprisionados no adquieren un rol pasivo ni son enviados a segundo plano, como ocurre en otro tipo de narrativas donde el interés recae en jóvenes o niños bienintencionados que impulsan una compleja misión de rescate. Esta cinta, basada en la novela infantil The One and Only Ivan de Katherine Applegate, prefiere enfocarse en aquellos seres detrás de los barrotes que —dotados de habla y pensamiento racional— pueden compartir anécdotas e inquietudes personales, a la par de que descubren una necesidad colectiva de ser libres. Es digna de reconocimiento la predilección de la película por diálogos que permiten delinear eficazmente a sus peludos o trompudos personajes principales. Surgen así muy emotivas conversaciones enmarcadas por un casi invariable escenario (una bodega acondicionada para mantener a estos animales en cautiverio) que demuestran las buenas posibilidades que tendría el guion de ser llevado al teatro; un atributo que no sería accidental si consideramos la formación de Sharrock en las artes escénicas.

Hay cerca de una decena de talentos no humanos en el circo del denominado Big Top Mall, pero sólo una tercera parte presume peso considerable en la historia; entre ellos, el gorila Iván y la elefanta Ruby. A los demás animales —una poodle, un conejo, una gallina sedosa, un lobo marino y una guacamaya— les son conferidas intervenciones mínimas o meramente cómicas que, en conjunto, ofrecen escasos destellos de compañerismo sin nunca formalizar un vínculo emocionalmente sólido entre ellos. Este punto es relevante porque, lejos de pretender reprocharle frivolidad en el desarrollo de aquellos personajes, la película hace de semejante «descuido» un mecanismo (quizás inconsciente) para que el espectador no caiga en la trampa de excusar este encierro forzado por tratarse del hogar de una alegre familia de especies diversas. No hay ninguna pandilla amistosa siquiera similar, por ejemplo, al hilarante cuarteto de Madagascar, y ello le viene bien al argumento de El único y gran Iván.

Otro destacada virtud del largometraje es su impecable reparto de voces, que incluye a los ganadores del Óscar Sam Rockwell, como el simio titular, y Angelina Jolie, como Stella, una sabia y maternal elefanta adulto cuyas experiencias pasadas en la selva siembran en el circo los anhelos de libertad. No obstante, probablemente las interpretaciones más memorables sean la del talento en ascenso Brooklyn Prince (El proyecto Florida), dando voz a la curiosa Ruby, y la del veterano Danny DeVito, quien se roba la película como Bob, un perro vagabundo y desvergonzado pero de buen corazón, amigo fiel y apoyo moral de Iván.

En el aspecto live-action, Bryan Cranston brilla como el carismático maestro de ceremonias Mack, quien es además una figura paterna para el noble gorila al haberlo cuidado desde que era bebé. Por otro lado, claramente este cirquero no es la virtud andante. Debido en parte a la crisis económica que sufre su negocio, él saca a relucir esporádicamente defectos como ineptitud, abuso y negligencia al no alimentar apropiadamente a sus animales (Ruby dice tener hambre con frecuencia). Pero a pesar de estos deslices, Mack se presenta mayormente como alguien atento y de buenas intenciones. Es un personaje alejado del estereotipo de dueño cruel y desalmado, al que acertadamente no se le niega la oportunidad de redención.

El único y gran Iván es una entrañable película que consigue superar el simple entretenimiento familiar y no cae en el mensaje gratuito, aunque definitivamente un final abierto (o mínimo más sobrio y menos redundante) le hubiera funcionado mejor. Es asimismo un homenaje al auténtico gorila de nombre Ivan que vivió 27 años en un centro comercial de EE.UU., como una vil atracción de escaparate. El hecho real evidentemente se impone en lo desgarrador y se expande en otras direcciones, pero la ficción cinematográfica de Thea Sharrock cumple con brindar buenos personajes y una historia contada con la cariñosa entonación que merece.

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autor Tengo muy mala memoria. Por solidaridad con mis recuerdos, opto por perderme también. De preferencia, en una sala de cine.
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