Leaving Neverland, parte 1 – Crítica

No podemos asumir el papel de un juez moralista y determinar si Leaving Neverland es un documental que debió salir a la luz después de la muerte de Michael Jackson. Tampoco podemos jugar a ser agentes del FBI y juzgar la calidad de la película usando como argumentos los rumores de inocencia (o culpabilidad) alrededor de las acusaciones hacia el rey del pop… los cuales empezaron décadas atrás. Sin embargo, sí podemos valorar lo que el director Dan Reed –quien ha ganado el BAFTA tres veces, uno de ellos por un documental sobre un grupo de hombres de que se hacen pasar por niñas menores de edad para atrapar a pedófilos– nos presenta en pantalla. Leaving Neverland es un documental con un claro enfoque, una ardua investigación detrás y una cuidadosa presentación en la declaración de cada una de las personas que aseguran haber sido víctimas de abuso sexual de Michael Jackson.

Antes de la muerte en 2009 de Michael Jackson, ya existían algunos documentales sobre su trayectoria, su vida personal y la detallada historia sobre cómo se convirtió en uno de los artistas más reconocidos en el mundo. Incluso, en Viviendo con Michael Jackson, él habló por primera vez sobre los abusos y maltratos que recibió en la infancia por parte de su padre, Joseph Jackson. Esta ocasión, por primera vez, han lanzado un documental sobre el ícono de la cultura pop en el que él no es el protagonista.

Como cualquier documental, investigación, reportaje o historia, éste tiene un enfoque. En esta ocasión, lo más relevante era darle voz a las personas que decidieron hablar por primera vez sobre su relación con el cantante.

Años atrás, en 2005, Michael Jackson ya había sido acusado por abusar sexualmente de un joven de 13 años, y otro adolescente de la misma edad en 1994. Ambos casos fueron resueltos en la corte a favor del cantante. Sin embargo, este documental presentó nuevas acusaciones que nunca fueron procesadas. Leaving Neverland cuenta la historia de Wade Robson y Jimmy Safechuck, quienes a los 7 y 11 años, respectivamente, comenzaron su relación con Jackson, el proceso de cómo su relación se convirtió cada vez más estrecha y cómo fue que terminó.

Si bien es cierto que no hay pruebas físicas del abuso del que es acusado Michael Jackson y, por lo tanto, el documental podría flaquear en la representación gráfica, esto nunca es realmente esencial para entender el problema dentro de su contexto y lograr que el espectador se sumerja en cada una de las historias y los sentimientos de los pequeños.

Basta con las declaraciones detalladas de Wade y Jimmy para imaginar cada suceso. Además, otro de los grandes aciertos por parte del director, fue la guía para relatar sus historias. Después de los primeros 30 minutos, las presuntas víctimas no hacen mención alguna sobre el abuso sexual, se centran en explicar cómo fue que el rey de pop y ellos tuvieron un lazo sentimental muy fuerte. Y al final, eso tiene una razón de ser. Cada detalle se suelta en el momento exacto, porque después de cada declaración se genera una nueva pregunta que terminará por responderse.

Tampoco hay música melancólica como recurso fácil para generar empatía por los protagonistas. Por el contrario, siempre está presente un tono muy respetuoso que utiliza al silencio como aliado para hacer énfasis en lo agravante de las acusaciones.

Dan Reed no pretendía convencer a los fanáticos sobre la pedofilia de Michael Jackson, quiso darle voz a dos jóvenes, ahora de 30 años, que guardaron silencio durante mucho tiempo. Ellos, sin mencionarlo de una forma explícita (al menos en esta primera parte del documental), terminan por externar algunas de las razones por las que decidieron mantenerlo oculto (incluso de su propia familia).

Leaving Neverland nos convence, eso sí, con pruebas físicas y contundentes sobre la estrecha relación de Michael Jackson con los pequeños y el amor tan fuerte que sentían por él. «Yo no encontraba malicia en lo que me pedía, incluso nos casamos», dice Wade mientras muestra los anillos Rolex de oro que el cantante le obsequió en ese entonces. Además, la estrategia narrativa para generar cada vez más preguntas alrededor de la polémica para responderlas en el momento exacto es magistral.