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Cine

Somos lengua – Crítica

09-11-2017, 5:35:00 PM Por:
Somos lengua – Crítica

El documental de Kyzza Terrazas será atractivo para fanáticos del rap nacional, pero difícilmente podrá conseguir nuevos seguidores con un beat que se desgasta muy rápido.

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Las manifestaciones artísticas muchas veces toman formas que evaden cierta noción árida y obsoleta de lo que es “arte”, lo cual hace que la lucha por crearse un nicho de respeto ante los grandes públicos sea una ardua batalla. Ese es ciertamente el caso del rap, género musical que en Estados Unidos, donde se encumbró a finales de los años 80 en un turbulento contexto sociopolítico y que en últimos años ha ganado a pulso prestigio y legitimidad como una auténtica institución cultural. En México el panorama parece ser distinto si nos basamos en la película Somos lengua, el comprehensivo retrato documental que el cineasta Kyzza Terrazas (responsable de la estridencia urbana de El Lenguaje de los machetes, 2011) hace de la escena del rap nacional.

Basado en testimonios, improvisaciones, batallas de rap, freestyleos, tajas, grafos y un arraigado sentido de comunidad y hermandad, Terrazas construye un mosaico plural, aunque algo repetitivo, que busca legitimar al rap como un producto artístico de crudo valor que responde a un contexto de descarnada violencia en el país.

Tomando sinceridad y aguerrido verso como principales armas, raperos como Sipo, Aczino, Manotas, Tren Lokote, Jezzy P. Lobo Estepario o Danger entre muchos otros de distintos puntos del país exponen frente a la cámara de Terrazas su visión del rap, su proceso creativo o la simple búsqueda de hacer de su arte una forma honrada de ganarse la vida, exponiendo en sus letras y atribuladas rimas un paisaje poblado por drogadicción y violencia en el que sobrevivir el día a día es más duro que ganar un duelo de rap.

El problema del documental es que después de algunas entrevistas el ritmo se vuelve monótono y las intervenciones de cada rapero comienzan a parecerse cada vez más entre sí al punto de que se vuelve difícil distinguir uno de otro, lo que apunta a un problema distinto: la ausencia de estilos. Terrazas trata de dar variedad al ilustrar algunas de las rimas a cuadro, lo cual, fuera de añadir algo sustancial al documental, es un mero adorno.

Somos lengua no carecerá de interés para los seguidores del rap en México, pero difícilmente podrá seducir a los escépticos a pesar de disparar palabras con urgencia e ingenio que reflejan apenas un mínimo porcentaje de la dura realidad del país en el que la muerte violenta es la última en soltar el micrófono.

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autor Cofundador y crítico en la página web Butaca Ancha. Escribe de cine en medios como Tierra Adentro, Animal Político, Forbes y Algarabía. Considera que cada película, independientemente de donde venga y quien la haga, tiene algo importante que decir.
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