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Cine

Blade Runner 2049 – Crítica

06-10-2017, 3:16:56 PM Por:
Blade Runner 2049 – Crítica

La secuela del clásico de Ridley Scott no sólo presenta una extensión del mundo futurista, sino que aborda en su forma y fondo una de las preguntas básicas: ¿qué nos hace humanos? eso es Blade Runner 2049.

Cine PREMIERE: 5
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Una indicación que ha dado el director canadiense Denis Villeneuve a la hora de presentar Blade Runner 2049 es evitar contar con lujo de detalles la sinopsis de la cinta. Tras verla uno se puede dar cuenta de que no es meramente un capricho pretencioso que podría dar cualquier director para que “la obra hable por sí misma”, sino que en verdad estamos ante una película que en sus primeros minutos nos entrega la primera gran sorpresa… y de ahí nuestro cerebro comienza a trabajar.

Lo más básico de la sinopsis sería que Ryan Gosling interpreta a un policía de Los Ángeles que busca a androides –también conocidos como replicantes– para “retirarlos”. Pronto, se encuentra frente a un caso especial que desempolva aspectos del pasado. Fuera de eso, lo mejor sería llegar sin saber nada más.

¿Es necesario ver la película previa de Ridley Scott para entender ésta? En realidad no, pues ésta secuela llega a sostenerse por sí misma, sin embargo, sí hay detalles de la cinta de 1982 reconocibles en ésta –especialmente en su último acto–.

El cine de Villeneuve constantemente coquetea con la tesis de ¿quiénes somos en realidad? Así sea desde lo que podemos hacer para recuperar a nuestra hija en Intriga, los recuerdos familiares que desconocemos en La llegada o hasta descubrir que tenemos un gemelo idéntico a nosotros que ha cumplido nuestros sueños como en Enemy. En Blade Runner 2049, el canadiense retoma la pregunta central de la obra de Ridley Scott –¿qué nos hace humanos?– y profundiza sobre ella.

Cada personaje en la película está sólidamente construido, desde Ana de Armas como la compañera del agente K, pasando por Jared Leto como un emprendedor dispuesto a encontrar lo humano en donde no hay humanidad, y hasta Ryan Gosling, quien demuestra todo un sube y baja de emociones contenidas que van desde la incredulidad, hasta la desesperación. Y todo esto sin mencionar a Harrison Ford, de quien se puede percibir el gusto y pasión que tuvo al regresar a este clásico. A diferencia de su evidente «hartazgo» al regresar a las franquicias de Indiana Jones o Star Wars.

Blade Runner 2049 será ejemplo de estudio para los siguientes años y no sólo dentro del plano argumental o filosófico, sino fuera de él, hablando de la misma producción. Aquí se demuestra que algo que pudo ser sumamente catastrófico (hacer una secuela de un clásico de que influenció todo un género por décadas) se volvió una extensión del mismo. Villeneuve no tuvo temor a profundizar o proponer, y se nota la evidente seguridad de estar haciendo algo único. Es claro que su visión llegó a la pantalla íntegra, sin interferencia de algún estudio.

Es así que tenemos una película de ciencia ficción que se toma su tiempo –y mucho, con sus 2 horas 43 minutos– para ofrecernos una historia aparentemente sencilla, pero profunda en sus temas, con múltiples capas de estudio. Este thriller policíaco de género noir nos presenta un Los Ángeles que no es tan diferente al que conocimos en la cinta de Ridley Scott gracias a que Villeneuve regresó a lo análogo y no quiso que este mundo futurista estuviera repleto de pantallas táctiles. No hay duda, es la evolución natural de aquel mismo y caótico Los Ángeles.

El antiguo colaborador de Villeneuve y leyenda de la fotografía, Roger Deakins, logra un trabajo impecable, colorido, donde cada cuadro, cada luz y sombra están ahí por un motivo, por una razón. Lo rojizo de un desierto, o una mansión, contrasta con las luces neón y la lluvia abrazando el anuncio gigante de una bailarina de ballet. Cada personaje en Blade Runner 2049 está constantemente presentado con una sombra, una oscuridad en su rostro que juega con lo dual del ser humano, con sus intenciones, con su pasado y su futuro, siempre bajo el lente de Deakins.

La música goza de una personalidad que nos recuerda lo épico y misterioso de La llegada, pero irónicamente no fue compuesta por otro colaborador recurrente del canadiense: Johan Johannssen. Villeneuve señaló que Johanssen tiene un estilo muy particular pero que no era lo que buscaba con Blade Runner 2049, y en cambio se hizo de los servicios de Benjamin Wallfisch y del mismísimo Hans Zimmer; los últimos 30 minutos de la película no serían los mismos sin ese score.

A pesar que estamos ante una obra que reta al espectador a seguir la pista, a pensar sobre aquello que nos hace humanos, que goza de una fotografía impecable, un score único y un sinfín de lecturas, estamos ante una película de cine de autor con un presupuesto por arriba de los $150 millones de dólares y sin rastros de querer inaugurar una franquicia. Lamentablemente, la película de Denis Villeneuve no cambiará la forma en que los grandes estudios produzcan sus siguientes blockbusters, pues la mayoría seguirán buscando la apuesta segura, la franquicia que les deje ganancias al triple, sin motivos o necesidad de arriesgarse. Pero mientras todas esas secuelas o universos cinematográficos se pierdan como gotas en la lluvia, Blade Runner 2049 podrá ser recordada y estudiada, pero lo mejor de todo, influenciará a las y los futuros cineastas… a aquellos del 2049.

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autor Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.
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