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Cine

Una entrevista con Dios – Crítica

11-01-2019, 12:30:52 PM Por:
Una entrevista con Dios – Crítica

Tres escenas interesantes y un cautivador David Strathairn contrastan con una historia confusa y mal llevada.

Cine PREMIERE: 2.5
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Sin importar las preferencias religiosas del público, siempre es interesante ver el acercamiento de un actor al papel de Dios. Whoopi Goldberg, Bob Odenkirk y el clásico Morgan Freeman, entre otros, han interpretado al personaje de formas muy distintas. En esta ocasión, el Dios de David Strathairn busca responder las preguntas de un conflictuado periodista llamado Paul Asher. Una entrevista con Dios cumple en entregar interacciones cautivadoras y bien ejecutadas con el Creador, pero nada más.

La película se compone básicamente de tres escenas de entrevista unidas por la historia de Paul. Es decir, hay sólo tres momentos en los que Dios aparece, uno en cada acto. Honestamente, son encantadores. En cuestión visual, las escenas son muy sencillas, simples conversaciones de plano y contraplano, pero las actuaciones y el guion las hacen muy interesantes. El ritmo de la conversación sube, los diálogos tienen ingenio y los actores hacen un gran trabajo. David interpreta a Dios como si fuera él mismo, mientras deja divisar una mayor sabiduría entre sonrisas pícaras y buen sentido del humor. La cinta brilla en estos momentos.

El resto de la película es plano y confuso. Nunca establecen claramente el pacto de lectura, es decir, las reglas del mundo que nos presentan. A veces parece que Paul sí cree que está entrevistando a Dios y a veces no, mientras que hay personas que parecen aceptarlo sin más. Esto parece ser intencional, ya que va acorde al tema principal de la cinta –el cuestionamiento de la fe– pero de ser ésa la intención no está bien realizada. Es sencillamente confuso e incoherente, sobre todo al principio cuando uno trata de entender exactamente qué saben y qué creen los personajes.

La vida personal de Paul trata de darle peso emocional a la película, pero el relato está mal llevado. Se ahonda poco en la relación con su esposa y su pasado se siente artificial. Nada sobre el protagonista se siente cohesivo. El desarrollo de Paul lo dicen en voz alta, nunca lo muestran, lo cual hace que uno no empatice realmente con su motivación o el conflicto detrás. Brenton Thwaites hace lo que puede para darle profundidad al personaje con su actuación, pero el guion no le ayuda.

Una entrevista con Dios tiene durante su metraje lo mejor y lo peor que pueden ofrecer este tipo de películas. Por un lado, escenas interesantes que incitan al pensamiento, con buenas actuaciones y un guion inteligente. Por el otro, un conflicto de personajes mal logrado, confuso, que apela al sentimentalismo y a la emoción fácil en lugar de a un desarrollo sólido. Al menos David Strathairn es un nuevo contendiente a mejor Dios en la pantalla grande.

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autor Apasionado de la animación y el cine de romance. Mi director favorito es David Fincher. Y me gusta el rap.
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